Vuelta al cole entre la normalidad y las medidas de seguridad

El pasado jueves arrancaba un nuevo curso escolar. Tanto el colegio Nuestra Señora de las Nieves como el Instituto Tierrablanca abrieron sus puertas al alumnado después de seis meses sin clases presenciales. Pero el regreso ha sido muy diferente al de otros años. En esta ocasión ha estado condicionado, tristemente condicionado, por el coronavirus.

Mascarillas, termómetros de infrarrojos, geles hidroalcohólicos, alfombrillas desinfectantes… han pasado a formar parte del 'mobiliario' de los centros educativos.

Entre la tensión y la preocupación por la situación actual, desde los centros educativos de la localidad resaltan la 'normalidad' con la que se ha producido esta vuelta, sin ninguna incidencia destacable salvo el retraso en la incorporación, como viene ocurriendo todos los años, de algunos profesores interinos –ocho en el instituto y dos en el colegio-.

Los primeros días de clase han servido, entre otras cosas, para realizar ajustes en el plan de contingencia elaborado por los centros y comprobar que la mayoría de los alumnos tenían muchas ganas de volver.

«En general, en el ambiente se respiraba respeto hacia las normas establecidas, pero también tristeza por la situación que estamos sufriendo», manifestaba la nueva directora del IES Tierrablanca, Esmeralda Rodríguez, a este periódico. «Las risas espontáneas que podrían haber alegrado el centro estaban contenidas ante la rigidez de la situación y se percibía nerviosismo entre alumnos y profesores».

Por su parte, el director del CEIP Ntra. Sra. de las Nieves, Pedro Espinosa, reconocía la colaboración de las familias en este atípico arranque de curso, así como el trabajo de los docentes para que la incorporación de niños y niñas fuera lo más normal posible. «Es muy triste ver a los niños jugando en el recreo con mascarilla, sin salir del espacio asignado ni poder relacionarse con los de otros grupos».