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Escudo de los Condes de Campo Alange (Negrete)
El condado de Campo Alange

El condado de Campo Alange

Juan Diego Carmona, cronista oficial de Alange, ofrece en este artículo una aproximación al origen del título nobiliario y su territorio, gran parte del cual se encuentra en la actualidad bajo las aguas del embalse

JUAN DIEGO CARMONA

Martes, 27 de marzo 2018, 14:03

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Con el nombre de Campos de Alange se ha denominado a una extensa parte del término municipal de esta villa durante mucho tiempo. Ese territorio era una dehesa que en 1849, Pascual Madoz describía de la siguiente forma:

CAMPO ALANGE: Dehesa en la provincia de Badajoz, partido judicial de Mérida, término de Alange; situada de legua al Sur de esta y en el intermedio que hacen la sierra de la Atalaya y la umbría de la Sierrecilla, comprende una legua de longitud de Este a Oeste y de latitud de Norte a Sur; confinando por el Norte y Oeste con tierras de Alange, Este término de la villa de Palomas; Sur cortijo de los Morales: su cabida es de 16.000 cabezas lanares, y su aprovechamiento en el invierno está dividido en 16 cuartos, aunque no todos de igual dimensión: tiene dos casas para los guardas, situadas a la inmediación del rio Matachel que cruza la dehesa y sirve de abrevadero a los ganados: un molino harinero llamado de Gutierro y los cimientos de un pajar titulado de D. Fermín; todo su terreno está salpicado de monte de encina, que sufrió mucho durante la guerra de la Independencia, pero se va reponiendo por los administradores; su valor en venta asciende a 3 millones y en renta a 110.000 rs.; pertenece al señor conde de Campo Alange, cuyos progenitores la adquirieron por compra por los años 1664 y después dio nombre a su título.

En la actualidad buena parte de esas tierras se encuentran bajo el embalse que inunda el entorno de Alange. La descripción que hacía Madoz, nos señalaba en sus últimas líneas una breve reseña sobre su propietario y el origen de la misma. Sobre este asunto nos detendremos en las siguientes líneas.

En primer lugar, trazamos de manera resumida un esbozo de quien era la persona que se convirtió en el primer Conde de Campo Alange. Todo parte de una familia de comerciantes, los Negrete, que llegaron a Madrid procedente del valle de Carranza (Vizcaya) a finales del siglo XVII. Dedicados en un principio al comercio del aceite y a la elaboración de jabón, prosperaron rápidamente y saltaron a los negocios de renta, participando en los asientos de la renta general del aguardiente o en la de salinas de Extremadura. Con el paso de los años, varios miembros de la familia Negrete fue posicionándose en destacados puestos del ayuntamiento de Madrid o incluso en el caso de Mateo José Negrete, llegó a desempeñar el cargo de Capellán de Honor en la Capilla Real.

Pero lo que realmente traería a Alange a los Negrete sería el negocio del ganado. La aventura comienza allá por 1729 cuando Ambrosio de Negrete consigue a través de herencia de su suegro unas 8.500 ovejas. Cinco años después la ganadería se había ampliado a 12.000 cabezas, a las que habría que sumar 2.000 más como dote en su segundo matrimonio. Un matrimonio este que le permitió ampliar el negocio puesto que su suegro era caballero de la Orden de Santiago y miembro del Tribunal de la Contaduría Mayor de Cuentas.

Formando parte de los territorios de maestrazgos puestos a la venta se encontraba la dehesa de Campo Alange. La importancia de estos pastos de Alange, entre otros de Extremadura, como lugar de invernaje de los ganados de la Mesta quedaba patente ante la llegada de miles de ovejas todos los años. El alza que sufrieron los pastos en la segunda mitad del siglo XVIII tuvo como respuesta por parte de los Negrete la adquisición de tierras destinadas a este fin. En esta política capitalizadora se realizó la compra de la Dehesa de los Campos de Alange por una cifra altísima, 3.276.900 reales.

El meteórico ascenso de Ambrosio Negrete tanto en el ámbito económico como social le llevó a solicitar la merced nobiliaria, que en 1760 se vio refrendada por sus servicios en la junta de abastos de Madrid. A partir de entonces, la familia Negrete pasó a ser noble. Ambrosio José Negrete Ampuero se convirtió en el I Conde de Campo Alange. Era palpable la importancia que suscitaba el negocio ganadero, dando nombre al propio título con la denominación de la dehesa. Poco pudo disfrutar el conde de su título, puesto que al año siguiente falleció.

Heredó el título Manuel Negrete de la Torre, hijo del anterior. Siendo II Conde de Campo Alange, aprovechó desde un principio el título nobiliario, la fortuna y los contactos sociales para hacerse sitio primero en la vida militar, compra el título de coronel; y después en la vida política, fue designado ministro de la Guerra en 1790. Partidario de la facción bonapartista, se convirtió en un destacado afrancesado cuyos servicios se vieron satisfechos con el nombramiento como ministro de Asuntos Extranjeros de José Bonaparte en un principio y como embajador en París después. La derrota de los franceses supuso también su caída. Perdió su cabaña lanar, supuso también la ruina de casas y palacios y finalizó sus días desterrado en París hasta que falleció en 1816.

El afianzamiento de la familia a la nobleza a comienzos del siglo XIX queda patente en los matrimonios de las hijas de Ambrosio Negrete. Así Ramona Negrete y Sáenz de Buruaga, hija de su primer matrimonio, casa con Francisco Gómez de Terán y García (marqués de Portago); mientras que fruto del otro matrimonio nació Manuela Negrete de la Torre que casó con Antonio María Hurtado de Mendoza (IX marqués de Villamagna y Gelo).

El titular del condado de Campo Alange en 1852 era Luis de Salamanca y Martínez Pisón, marques de Villalcampo y consorte de María Manuela de Negrete Cepeda, VI condesa titular. Hasta ellos llegan parte de las propiedades de la dehesa de Alange que había permanecido en manos de los Negrete. La situación en la que habían quedado los miembros de la familia que apoyaron la causa de Bonaparte fue el detonante que marco la perdida de propiedades.

La prematura muerte del heredero del título, Francisco Javier Salamanca y Negrete, propició que la sucesión del título recayera sobre un hijo de este último. Luis de Salamanca y Wall, VII conde de Campo Alange, fue el último titular de la casa que mantuvo posesiones en el lugar donde nació el título. Se casó con María Patrocinio Ramírez de Haro y Patiño. A partir de este matrimonio, la propiedad de las tierras de Alange no fueron parejas al título al que dan nombre y de esta forma, los Condes de Campo Alange dejaron de tener propiedades en los Campos de Alange, siendo otros títulos nobiliarios los que se hicieron cargo de las mismas.

Mientras que el conde de Campo Alange y las marquesas de la Breña y de Hinojares continuaban con los tres tercios que recibieron de su abuela la VI condesa de Campo Alange, otra hija de esta última, María Luisa de Salamanca y Negrete, casada con Juan Antonio Oneill Castilla (marqués de la Granja) en primeras nupcias y con Juan Pacheco Rodrigo (I marqués de Pacheco) en segundas, dividió sus propiedades.

En este caso aparecen relacionados en la lista de repartimientos los consortes tanto de María Luisa de Salamanca y Negrete como de dos de las hijas fruto del primer matrimonio. La mitad de las propiedades se relacionan a nombre del marqués de Pacheco, su segundo esposo. Los dos cuartos restantes se señalan con el nombre de Miguel Antonio del Prado y Lisboa, esposo de María Luisa Oneill Salamanca y de Gonzalo Figueroa Torres, esposo de María Manuela Oneill Salamanca, ambas conocidas en Alange con el sobrenombre de las marquesas y propietarias de la finca El Toril.

A modo de conclusión, queremos finalizar este trabajo anotando una curiosa situación que se dio en esta zona desde 1900 a 1984 en la que demuestra una vez más el poder de la nobleza sobre los intereses políticos. Denro de los planes de reforma agraria que se gestionan desde los primeros años de este siglo, se proyectó la construcción de una presa en la cabecera del rio Matachel, rio que tal y como indicaba Madoz, atravesaba la dehesa de Campo Alange. Durante años el proyecto fue paralizado una y otra vez sin que esta llegara a construirse. No fue hasta 1984 cuando, ya con la democracia instaurada, se comenzaron las obras de dicha presa. Cinco años después la mayor parte de las propiedades de la dehesa de Campo Alange estaban expropiadas e inundadas bajo el agua del embalse.

Juan Diego Carmona (cronista oficial de Alange)

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