Zarceños por el mundo: Jorge Gil Guerrero, un ingeniero trabajando en Arabia
Tras pasar por Australia, Francia e Inglaterra, lleva más de una año en la construcción del llamado “Ave de los Peregrinos”
Pedro Espinosa
Jueves, 31 de marzo 2016, 07:01
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Jorge Gil Guerrero, es más conocido como Jordi y nació en Barcelona hace 38 años, pero cuando contaba con cinco, sus padres - Juan y Carolina-, que habían emigrado a tierras catalanas, decidieron regresar a La Zarza. Tras estudiar Ingeniería Técnica en Obras Públicas en Cáceres, continuó su formación en La Coruña. Allí obtuvo la licenciatura de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos.
En 2013 se marchó un año a Australia para mejorar su nivel de Inglés y ha trabajado en Italia, Francia, Inglaterra y, desde hace casi un año y medio, en Arabia Saudí.
Aquí participo en la construcción del tren de Alta Velocidad que une Medina y La Meca, las dos ciudades santas del país, explica nuestro protagonista, añadiendo que se trata de un ambicioso proyecto conocido como el AVE de los peregrinos en el que hay que construir una línea férrea de 450 kilómetros por el desierto.
Reside en Medina (Madinah Al Munawara) donde está enterrado Mahoma, junto a otros 100 españoles que participan en la construcción de este proyecto. Al ser un lugar santo, la entrada está totalmente prohibida a las personas no musulmanas. Alrededor de la principal mezquita existe un anillo que ocupa el 80 por ciento de la ciudad, Haram Area, al que no tienen acceso los que no profesan la fe islámica, dice Jordi, que comenta que su vida allí se reduce básicamente al trabajo. La semana laboral comienza el sábado y termina el jueves. Descansamos solo los viernes.
Este ingeniero zarceño es el máximo responsable de la construcción de los talleres de mantenimiento que darán servicio a los trenes durante la explotación de la línea. Habla de Arabia como un país muy cerrado. La mujer tiene las libertades muy limitadas. En Medina no pueden conducir ni salir solas de casa, y deben vestir el traje típico, normalmente negro, que le cubre todo el cuerpo, dejando a la vista, solo los ojos. El alcohol está estrictamente prohibido y penado con cárcel.
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Si tuviera que quedarse con algo, sería el clima. Aquí es verano casi todo el año, aunque en julio o agosto se pueden alcanzar los 50 grados. Estas altas temperaturas me permiten practicar una de mis grandes pasiones, el buceo. Estamos cerca del Mar Rojo, uno de los paraísos de los buceadores.
A pesar de estar a cinco mil kilómetros de distancia, viene a menudo a España, ya que la empresa les ofrece un sistema de rotación por el cual, por cada 28 días en Arabia, les corresponden siete en nuestro país.
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Aunque resulta difícil predecir el futuro, a Jordi le gustaría regresar a España. Echo de menos mi familia, mi pareja, Irene Ruiz Sanchez, mis amigos, disfrutar de mi casa, esquiar, la comida, en definitiva, la calidad de vida de España. Además, tenemos planeado casarnos el próximo verano.
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