

FABIÁN LAVADO RODRÍGUEZ
Miércoles, 1 de mayo 2019, 10:38
Tras la caída del Reino nazarí de Granada en manos de los Reyes Católicos y la proposición, por parte del cardenal Cisneros, de la conversión forzosa al cristianismo de los granadinos, se produjeron una serie de sublevaciones que instaron a la Corona a promulgar la Pragmática de 14 de febrero de 1502, por la que se obligaba a todos los musulmanes de Castilla a convertirse o emprender el camino del exilio. A los mudéjares castellanos que optaron por abrazar la fe cristiana la cual les permitía permanecer en sus hogares y conservar sus bienes se les comenzó a llamar moriscos. Tras su conversión forzosa, los cristianos viejos recelaron de su forma de vida y prácticas religiosas, surgiendo un problema que se fue agudizando con el paso del tiempo, aunque con fases intermedias de entendimiento.
Con la llegada de Felipe II y la defensa a ultranza del catolicismo, se rompieron las posibilidades de diálogo. La presión que ejerció sobre los moriscos para erradicar su credo y costumbres tras la Pragmática Sanción de 1567 desembocó en la llamada Guerra de las Alpujarras, entre 1568 y 1571, que se saldó con la derrota de los sublevados y su destierro hacia otros territorios de la península. A partir de noviembre de 1570, los moriscos granadinos fueron concentrados en centros de reagrupamiento situados en Ronda, Málaga, Granada, Guadix, Almería, Vera y Baza, mientras que los de Málaga y Ronda tomarían el camino de Extremadura, tras pasar previamente por Antequera, Córdoba y Guadalcanal, y desde aquí a las distintas cabeceras de partido, entre ellas Mérida. Unos 11.000 moriscos granadinos fueron deportados a Extremadura, llegando en tres oleadas sucesivas desde finales de 1570 hasta principios de 1572 -siendo la primera de ellas la más numerosa con 6.800 moriscos- que se repartieron entre las veinte cabeceras de partido de Extremadura, para posteriormente, y desde ellas, distribuirlos por las poblaciones de cada jurisdicción, evitando su reagrupamiento y favoreciendo su asimilación entre la población local.
De esta forma, a la jurisdicción de Mérida arribaron 987 moriscos, de los que 747 se quedaron en la cabecera del partido y 240 se distribuyeron entre sus pueblos. En la primavera de 1571, se proyectó realizar un nuevo reparto. Para compensar los desajustes entre territorios, esta vez se contempló la repartición de los granadinos adecuando el número de desterrados a los habitantes existentes en los núcleos de acogida, así como a qué ocupaciones podrían dedicarse; todo ello buscando una mayor dispersión. Este proyecto, que finalmente no se llevó a cabo, contemplaba la llegada a Mérida de 754 moriscos, de los que 245 partirían a Ledesma (Salamanca), y el asentamiento de 404 moriscos en 25 de los 27 pueblos de la demarcación emeritense, entre ellos La Zarza. En definitiva, el partido de Mérida recibió en estos años un total de 1.197 moriscos, de los que 838 permanecieron tras la deportación y más de 350 quebrantaron la prohibición de desplazarse y actuaron según sus intereses económicos y de reagrupamiento familiar.
Aunque es difícil saber la cifra de moriscos que habitaban en Extremadura, podemos acercarnos a su número gracias a los censos conservados de 1581, 1589 y 1594. Según el censo de 1581, en La Zarza no había registrado ningún morisco granadino; sin embargo en 1589 aparecen censados 28. Igualmente ocurre en otras poblaciones cercanas: Mérida (536 censados en 1589), Alange (24), Oliva de Mérida (17) y Valverde de Mérida (19).
El censo de 1594 responde a unos orígenes inquisitoriales donde el Tribunal del Santo Oficio jugó un papel determinante a la hora de perseguir e identificar a los moriscos como conspiradores. El propio encabezamiento del documento es toda una declaración de intenciones «Lista de los moriscos que ai en el distrito de la Inquisición de Llerena en el año de 1594». El censo es nominal, donde mencionan todos los nombres y edades de los moriscos de cada pueblo. Incluye 187 poblaciones en las que vivía algún morisco, según la distribución territorial de la época basada en la división eclesiástica. Aparecen los siguientes territorios: Obispado de Badajoz, Plasencia y su tierra, Obispado de Coria y su partido, y Maestrazgo de Santiago y Provincia de León, al que pertenecía La Zarza. Sumaban 9.624 moriscos, que añadidos a los 4.800 de Hornachos, totalizarían 14.424 moriscos en Extremadura. En el Maestrazgo de Santiago había un total de 2.353 moriscos, de los que 752 moraban en Mérida, 57 en Alange, 17 en Valverde de Mérida, 2 en Torremejía y 27 en La Zarza entre otros. El nombre, parentesco y edad de los 27 moriscos de La Zarza (citada como «Çarça de halhange») son los siguientes: Luis de Peralta de 45 años, Leonor Martín su mujer de 40 años, Sebastián de Peralta de 20 años, Juan su hijo de 12 años, María su hija de 25 años, Catalina su hija de 16 años, Ysabel su hija de 6 años, Juana su hija de 1 año, Luis Hernández de 40 años, Ysabel Sánchez su mujer de 30 años, Miguel su hijo de 12 años, Juan Hernández su hijo de 8 años, María Hernández su hija de 6 años, Catalina Sánchez su hija de 3 años, Juan de Peralta de 43 años, Leonor Sánchez su mujer de 33 años, Alonso de Peralta su hijo de 18 años, Francisco su hijo de 14 años, Juan su hijo de 6 años, Ysabel Sánchez su hija de 20 años, María Sánchez su hija de 15 años, Juana su hija de 4 años, Gonçalo López de 40 años, Juan su hijo de 12 años y Catalina su hija de 2 años. El documento alude a cuatro familias: la de Luis de Peralta y Leonor Martín con sus seis hijos; la de Luis Hernández e Isabel Sánchez con sus cuatro hijos; la de Juan de Peralta y Leonor Sánchez con sus seis hijos, y la de Gonzalo López, posiblemente viudo al no citarse a su mujer, con sus 2 hijos. Por los apellidos, se puede adivinar el grado de parentesco existente entre ellas.
¿Dónde residían los moriscos de La Zarza? Afortunadamente conservamos un topónimo que nos puede aclarar las dudas: la calleja Los Moros, por lo que es lícito pensar que la pequeña morería zarceña estaría situada en torno a esta zona y aledaños, como la calle del Barrial, actualmente Pedro Cortés de Monroy, que por entonces formarían parte de los arrabales del pueblo. Estos moriscos se dedicarían principalmente al cultivo de campos y huertas, así como a distintos trabajos artesanales.
Finalmente, el rey Felipe III ordenó el bando de expulsión de los moriscos el 9 de diciembre de 1609, aunque no se publicó hasta el 10 de enero de 1610, dirigido entre otros a los moriscos de Hornachos. Justo antes de la expulsión (enero-febrero 1610) había en el partido de Mérida 120 casas de moriscos granadinos con 356 habitantes, de ellas 10 casas y 30 habitantes pertenecían a La Zarza. El 10 de julio, un nuevo decreto obligaba a los moriscos a abandonar Extremadura. A los moriscos se les permitió llevar consigo sus bienes muebles y animales, y el dinero justo para el viaje, desautorizándoles a vender sus bienes raíces. Debían salir por el norte, pero cerrada la frontera francesa, partieron rumbo al puerto de Cartagena donde embarcaron 2.513 moriscos. La lista de expulsados de Extremadura entre 1610 y 1611 totalizarían casi 11.000 personas, entre ellas 91 familias del partido de Mérida que sumaban 306 moriscos, recogidos por D. Bartolomé de Ibarra, comisario de guerra del territorio de Mérida.
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