Después de más de una treintena larga de años entregada a la enseñanza, Antonia Flores Guerrero (La Zarza, 1959) se jubila.
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Esta maestra de vocación, con mayúsculas, deja atrás una intensa y productiva carrera profesional dedicada, en su mayoría, a los niños y niñas de Educación Infantil.
A pesar de que aún no ha podido despedirse de sus compañeros ni de la comunidad educativa del colegio en general, Antonia Flores dejará una huella imborrable marcada por su trabajo, entrega y profesionalidad.
Casada, madre de dos hijos y abuela de una nieta, ha recorrido como docente –sobre todo en sus comienzos- numerosos pueblos de la provincia de Badajoz, hasta llegar a La Zarza, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera.
En su mochila atesora momentos y vivencias increíbles relacionadas con su profesión, «puesto que das mucho, pero recibes bastante más».
«Cada niño tiene sus particularidades y depende del maestro encontrar sus necesidades, sus intereses y su forma de aprender», nos comenta en el momento de su jubilación.
Entre los años de docencia, destaca particularmente este último curso marcado por «los tiempos difíciles que nos ha tocado vivir».
En su adiós quiere agradecer a todos los compañeros, alumnos y padres «haberme permitido desarrollar mi trabajo tan gratamente», a la vez que manda un mensaje de ánimo y fuerza al colegio Ntra. Sra. de las Nieves, en particular, y al pueblo de La Zarza, en general.
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Aficionada a la lectura y la escritura, toca disfrutar de un descanso bien merecido. Su familia le espera.
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