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Juan García García, en imagen reciente P.E
«Me quedo con lo bonito que ha sido conocer a tanta gente»

«Me quedo con lo bonito que ha sido conocer a tanta gente»

Entrevista a Juan García, camarero jubilado, que se ha dedicado durante medio siglo a la hostelería

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Miércoles, 5 de octubre 2022, 17:47

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Juan García García, jubilado recientemente, ha pasado toda su vida trabajando en el mundo de la hostelería. Natural de Sepulcro-Hilario (Salamanca), pero zarceño de adopción, está casado y es padre de dos hijos. A sus 66 años, espera disfrutar ahora de todo aquello que por motivos laborales no ha podido antes.

¿Cuánto tiempo lleva trabajando en la hostelería?

En la hostelería llevo trabajando prácticamente toda la vida, unos 50 años, aproximadamente. La mitad de ellos en la cocina y la otra mitad, de camarero.

Antes de ser camarero, ¿qué otros trabajos o profesiones ha desempeñado?

Pues empecé muy joven trabajando de botones en un hotel. Posteriormente, pasé a trabajar en la cocina en diversos lugares y ya en La Zarza me he dedicado a la hostelería, sin olvidar algunas temporadas en la agricultura.

¿En qué pueblos o ciudades ha trabajado antes de hacerlo aquí en La Zarza?

A los 17 años emigré de mi pueblo a Suiza, concretamente a la ciudad de Lucerna donde estuve ocho años. Después me trasladé a Tossa de Mar, donde permanecí cinco años trabajando en la cocina durante el verano. En invierno, me iba a Candanchú (Huesca), también a los fogones. También trabajé un año en la cocina del hotel Carlton de Madrid (5 estrellas). De ahí, regresé a la Costa Brava, en esta ocasión a Blanes, donde me quedé 14 años, hasta que decidí venirme en el año 2000 a La Zarza. Desde entonces, hasta hoy.

¿Cuál es la parte más agradable de la labor de un camarero?

En mi opinión, la parte más bonita es la que se refiere al trato con los clientes, con muchos de los cuales, al cabo del tiempo, he acabado entablando amistad.

Y la otra cara de la moneda, ¿la menos grata?

Pues aquellos momentos en los que hay que armarse de paciencia, callar y aguantar algunos comportamientos o comentarios no deseados.

¿Qué cualidades, a su juicio, debe tener un buen camarero?

A mi juicio creo que una persona que trabaje de cara al público, en un bar o en un restaurante, debe tener amabilidad, educación, empatía, respeto y, sobre todo, mucho tacto en el trato con los clientes. No olvidemos que cada persona es diferente y hay que saber o, al menos intentar, conectar con todo el mundo.

¿Por qué cree que en la actualidad resulta difícil encontrar gente que quiera trabajar en el sector de la hostelería?

Pues básicamente porque es una profesión muy sacrificada. Te tiene que gustar mucho y ser consciente de que has de renunciar a determinadas cosas. Es duro trabajar cuando los demás están de fiesta. Además, en el ámbito familiar también es complicada la conciliación, puesto que no pasas con los tuyos el tiempo que uno desearía.

¿Qué consejos daría a una persona que se decidiera por trabajar en un bar o en un restaurante?

A ver, no soy yo muy amigo de dar consejos, pero ya puesto, les diría que lo primero es tener un mínimo de vocación, te tiene que gustar. Y a partir de ahí, tener mucha paciencia con la clientela y agrado, sonrisa, siempre que se pueda.

A lo largo de toda su trayectoria laboral, ¿con qué recuerdos se quedaría?

Pues me quedaría principalmente con lo bonito que ha sido conocer a tanta gente, aunque, todo hay que decirlo, también he vivido algunas experiencias negativas, de las que, por supuesto, he aprendido.

En el momento de la despedida, ¿le gustaría dedicar algunas palabras a sus compañeros y clientes?

Me gustaría agradecer a compañeros y clientes el buen comportamiento que han tenido conmigo y, algo que valoro mucho, el cariño recibido por parte de todos.

Quisiera dar las gracias, especialmente, a Patro y a Alberto por todos estos años compartidos, tanto en la Piscina Municipal como en el restaurante Aderezo. Trabajar juntos me ha servido para enriquecerme tanto en el terreno personal como en el profesional. Al final, se han convertido casi en mi familia.

Y, por último, la pregunta del millón, ¿a qué se va a dedicar ahora?

Pues a todo aquello que no he podido realizar durante estos años: disfrutar de la familia, pasear con el perro y darme un viajecito de vez en cuando. Así de sencillo.

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