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Sábado, 10 de junio 2023, 08:07
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Al frente de su propia empresa «Escénico 700 pesetas», Javier Cerrato Romero (La Zarza, 1987) se dedica a la gestión y distribución de artes escénicas, así como a la fotografía y al diseño gráfico. Este joven zarceño intenta abrirse paso en el difícil mundo de la producción teatral
Estudió Laboratorio de Imagen y Diseño y se formó, a través de la realización de diversos talleres, en Fotografía, así como en Producción y Gestión Cultural. Enamorado de la comarca de La Vera, le gusta viajar, el folclore y la música en directo. Sin olvidar los paseos con su perrita, Gala.
Mi pasión por el arte y la cultura la llevo dentro desde muy pequeño. A los siete años pude comprar mi primera cámara de fotografía. Me costó 700 pesetas, de ahí mi nombre artístico. Recuerdo en mi infancia creando decorados en casa e historias para contar y no con palabras, sino de forma creativa.
Siempre me llamó la atención una obra de teatro, un concierto o cualquier otro espectáculo, para ver la vida con otra perspectiva. Desde el 2018 soy empresa profesional en la rama de artes escénicas, fotografía y diseño gráfico. Me considero un obrero de la cultura.
He participado de manera directa o indirectamente en numerosas producciones teatrales. He realizado las fotografías y la imagen en «El Amor de Mi Ahora», de Almor Movimiento; he sido ayudante de producción en la obra «La distancia», de la compañía 'Las 4 Esquinas', he diseñado el logotipo de la compañía «El Teatro de las Bestias», he participado en los Talleres Ceres que organiza el Festival de Teatro Clásico de Mérida, he sido distribuidor de «La Barraca de Federico García Lorca», tanto a nivel nacional e internacional, llevando la obra a Francia e Italia.
La obra de mayor calibre que he podido producir es «El Caballero de Olmedo», una coproducción con el Festival Nacional de Teatro Clásico de Cáceres en la que se fusionaba la danza, música en directo y teatro, dirigida por Pedro Luis López Bellot.
La que más recorrido ha tenido ha sido «La Barraca de Federico García Lorca», aunque la que estrenamos el pasado noviembre sobre el mismo autor, «Federico, nos vuelves Lorca» está teniendo una buena acogida. Se trata de un trabajo donde se mezcla el flamenco, la música en directo y el teatro. De momento no hemos tenido la suerte de representarla en Extremadura, pero sí en Madrid y Toledo.
Hace poco estrenamos «Querido Darío». Es una historia basada en hechos reales sobre un joven extremeño y su vivencia en un lugar donde le privan de la libertad, llegando a dejar de ser él mismo para que su vida no corra peligro. El chico es condenado por un delito que no cometió y esta situación le hace escribir un diario como herramienta para desahogarse. Su condición sexual en prisión no es bien vista y le recomiendan que se comporte como una persona heterosexual.
La producción pretende utilizar el teatro social como herramienta para cambiar el mundo y luchar por los derechos de las personas LGTBIQ+.
Las obras que selecciono para producir están relacionadas con la situación social, política o económica. A través de ellas intento hacer llegar al público una reflexión, un mensaje: si no hay cultura, no hay libertad.
El principal es poner límite económico a una producción. Desarrollar un proyecto supone unos costes bastante elevados, y pocas veces recibimos ayudas públicas. En mi caso, solamente en «El caballero de Olmedo».
Otro desafío es saber gestionar el personal con el que cuentas para el proyecto, por lo que disponer de un buen resulta fundamental.
En primer lugar, tenerlo muy claro y saber que es una forma de vida. El nuestro es un sector donde el trabajo y el sacrificio van de la mano. Es una carrera de fondo por lo cual hay que estar entrenado, preparado para los momentos difíciles.
Yo cuento con el apoyo total de mi familia. Mi padre me ha construido las últimas escenografías, mi madre me ha aguantado mis cambios emocionales, mis hermanos me escuchan cada idea…
La pandemia nos afectó enormemente, pues muchas gestiones realizadas durante meses se fueron al traste, entre ellas la posibilidad de «cruzar el charco», ya que estuve a punto de llevar una de las obras a Argentina.
Mis planes de futuro espero y deseo que sean como los del pasado, dedicarme a lo que me hace feliz y desarrollarme como persona, crecer, crecer creando. Que 'Escénico 700 pesetas' tenga una larga vida y deje muchas reflexiones en el aire para quien las necesite.
La parte más gratificante de mi trabajo es extraer emociones, remover al público en la butaca, que el espectador piense en lo que ha visto y sentido y saque conclusiones para construir un mundo mejor.
El hecho de que tu proyecto no tenga una buena acogida y cueste recuperar la inversión económica realizada.
La fotografía es la disciplina artística que llevo en mí desde muy pequeño. En la actualidad, considero que está siendo maltratada. Antes, una cámara de fotos era un artículo de lujo, ahora la llevamos encima con nuestro teléfono móvil. Pero tener una cámara de fotos no te hacer ser fotógrafo, te hacer ser poseedor de una cámara.
He participados en varias exposiciones colectivas con artistas extremeños y he realizado otras individuales tanto en salas de Extremadura como de Madrid. Actualmente imparto dos cursos de fotografía en La Garrovilla y Guareña.
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