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Leire y su padre, Patricio, en la entrada de La Zarza
De Orio (Guipúzcoa) a La Zarza, 750 kilómetros en bicicleta

De Orio (Guipúzcoa) a La Zarza, 750 kilómetros en bicicleta

“Hemos querido realizar en bicicleta el viaje inverso al que hicieron mis padres cuando emigraron al País Vasco”, comenta Patricio

PEDRO ESPINOSA

Sábado, 18 de agosto 2018, 18:04

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Hemos querido realizar en bicicleta el viaje inverso al que hicieron mis padres cuando emigraron al País Vasco.

De esta forma se podría resumir la aventura que han vivido Patricio Bravo Becerra y su hija Leire Bravo Guridi este verano al recorrer los 750 kilómetros que unen la localidad guipuzcoana de Orio y La Zarza.

Descendientes de zarceños mis padres, abuelos, tíos, son de aquí, Patri (47 años) es pintor y su hija, Leire (19 años), estudiante de Enfermería en Madrid.

¿Cómo nació esta aventura? ¿De quién partió la idea?

Leire: Todo surgió de manera casual. Mi padre iba a coger vacaciones pero no cuadraban con las de mi madre, por lo que un día, de pronto, me planteó: ¿te atreverías a ir al pueblo en bici? Me quedé un poco sorprendida pero no tardé en reaccionar. Venga, le respondí.

Pero, ¿practicáis ciclismo habitualmente?

Patri: Pues no. Hacemos algo de deporte, pero no de forma constante. Yo he hecho el Camino de Santiago en bici dos veces, pero ya hace algunos años.

¿Qué tipo de preparación habéis llevado?

Leire: Realmente poca. Llevamos las bicicletas al mecánico para su puesta a punto, cambio de sillines y salimos dos o tres a días a entrenar.

¿Conocíais el recorrido? ¿Cómo os habéis guiado?

Patri: Conocíamos el camino de venir en coche, pero en bici es muy diferente. Al no estar marcada la ruta, nos guiábamos por gps y, sobre todo, preguntando a la gente.

¿Cuántas etapas habéis hecho?

Leire: Pues en total han sido 7 etapas y media, unos 100 kilómetros al día.

¿Cómo llevabais el tema de comer y dormir?

Patri: Pues todo sobre la marcha. Desayunábamos, comíamos y cenábamos donde tocara. Dormíamos en hoteles y casas rurales.

¿Cómo transcurría una jornada normal?

Leire: Nos levantábamos temprano y salíamos al amanecer para llegar al punto de destino a mediodía. Después de comer y descansar, disfrutábamos de la piscina y programábamos la jornada siguiente.

¿Qué dificultades habéis encontrado?

Patri: A veces el GPS nos ha confundido. Al no poder circular por autovías, en ocasiones nos hemos encontrado carreteras nacionales en obras y hemos tenido que desviarnos. Otras veces nos hemos perdido. En fin, de todo un poco.

¿Y lo más duro?

Leire: Las altas temperaturas, sin duda, y el cansancio acumulado. Ah, bueno, también la noticia del fallecimiento de un peregrino alemán que hacía el Camino de Santiago. Ocurrió un día antes de llegar nosotros a Cañaveral. Nos impactó bastante.

¿Alguna anécdota durante el recorrido?

Leire: Sí. Al conectar con la Vía de la Plata, nos cruzábamos con los peregrinos que iban para Santiago. Nos decían que íbamos mal, que era al revés.

¿Cómo fue la llegada a la Zarza?

Patri: Pues cargada de emoción. Íbamos al pueblo de nuestros antepasados. Además, unos amigos de Bilbao, también de raíces zarceñas, que se encontraban de vacaciones en La Zarza, fueron en bicicleta a nuestro encuentro y recorrimos juntos los últimos kilómetros.

Aparte de este bonito gesto, antes de entrar en el pueblo fuimos al cementerio a visitar la tumba de mi tío, fallecido el verano pasado. Fue un momento muy emotivo.

¿Con qué recuerdos os quedáis?

Patri: Yo, particularmente, con el hecho de haber compartido esta aventura con mi hija, una aventura no exenta de algo de locura, pero soy de los que piensan que en la vida hay que hacer algunas locuras.

Leire: Para mí ha sido una experiencia muy bonita, dura pero satisfactoria. He renunciado a los días de fiesta en mi tierra, pero ha merecido la pena. Me gustaría destacar la amabilidad de la gente que hemos encontrado durante el recorrido, siempre dispuesta a ayudarnos.

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