Zarceños por el mundo: Daniel Espinosa Rodríguez (Irlanda)

Tras licenciarse en Administración y Dirección de Empresas y trabajar varios años bastante duro y sin horarios en una asesoría en Mérida, Daniel dio un cambio de rumbo a su vida y marchó a tierras irlandesas. Decidí abandonar mi trabajo, tierra, familiares y amigos y trasladarme a Irlanda para prepararme y adquirir un buen nivel de inglés, aspecto fundamental y necesario en el mundo globalizado en el que vivimos, explica el protagonista de esta sección para HOY La Zarza.

Después de unos intensos meses de estudio en Galway (costa oeste del país), comienza a buscar empleo y pronto recibe una oferta de Deutsche Bank en Dublín, donde trabaja como analista de productos de Cash Management en la actualidad.

De carácter ambicioso nunca ha dejado de formarse mediante la realización de diferentes cursos y másteres, en busca de unas mayores aspiraciones profesionales. Soy consciente de que no me quedaré en Irlanda durante mucho tiempo, pero tampoco me planteo regresar a corto plazo a España -explica Daniel.- Creo que es el momento de explorar otros lugares, aprovechando las ventajas laborales que ofrecen algunas capitales financieras como Londres, Nueva York, Singapur o Shanghái.

Daniel comparte su estancia en la capital irlandesa con su pareja, Ana Gómez Benítez, también de La Zarza, con la que se casará a finales del presente año.

La vida en Dublín resulta muy agradable, se trata de una ciudad de poco más de medio millón de habitantes pero con una gran oferta sociocultural y de servicios. El nivel de vida es caro, sobre todo en términos de alojamiento y ocio, si bien, cabe destacar que los salarios son también superiores.

En su día a día, Daniel compagina el trabajo con los estudios y el deporte. En invierno, y debido a las pocas horas de luz de las que se dispone, practico la carrera a pie, mientras que en verano dedico más tiempo a mi deporte preferido, el ciclismo, saliendo a rodar por espectaculares parajes naturales próximos a Dublín, como pueden ser las montañas de Wiclow, situadas a 40 kilómetros de la capital.

Como la mayoría de los que están fuera de España, añora la familia, los amigos, la comida y, en este caso, el clima. En ocasiones, compartimos semanas y semanas con el viento y la lluvia, y el tan característico cielo gris irlandés.

De los irlandeses destaca su educación y amabilidad, así como la asiduidad con la que frecuentan el pub. El pub forma parte de la cultura irlandesa, es el lugar de encuentro diario de familiares y amigos, afirma este zarceño residente en Dublín.

Lo que más me gusta de Irlanda son sus parajes naturales, mientras que el punto negativo se lo pondría al clima, pues en un solo día se pueden dar las cuatro estaciones del año, concluye Daniel sus impresiones sobre Irlanda tras dos años de estancia en el país.