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Entrevista a Juanjo Romero, peregrino que ha hecho 11 veces el Camino de Santiago

Entrevista a Juanjo Romero, peregrino que ha hecho 11 veces el Camino de Santiago

«El Camino te permite salir del mundo durante unos días y disfrutar de lo poco que llevas»

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Jueves, 8 de agosto 2024, 20:02

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Juanjo Romero ha hecho 11 veces el Camino de Santiago, con el que mantiene una especial relación. El pasado junio fue la última vez, con su grupo de amigos.

Natural de La Zarza, es enfermero en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Mérida, está casado y es padre de dos hijos y una hija.

Escritor en la sombra, siempre mostró interés por la cultura, el teatro, el deporte, las actividades parroquiales, el cine y la música. En la actualidad es el promotor de 'UCI en Camino', proyecto profesional que pretende «dar una oportunidad al cuidado de los que nos cuidan», para hacer frente al síndrome del Burnout.

¿Cuántos y qué Caminos ha recorrido a lo largo de los años?

A fecha de hoy llevo once, si bien, antes de que acabe el año, y si Dios quiere, serán doce.

Casi siempre hice el Camino Francés, pero también he hecho el Camino del Norte y el Inglés.

¿Cuándo fue la primera vez que hizo el Camino?

La primera vez fue en 1993. Se celebraba en Santiago el Encuentro Europeo de Jóvenes Cristianos y mi amigo, Antonio Becerra, me pidió que le acompañara.

¿El resto lo ha hecho solo o acompañado?

Sólo hice solo el Camino Inglés. El resto fui siempre muy bien acompañado.

¿Recuerda cuál fue la motivación que le llevó a hacerlo por primera vez? ¿Siempre ha sentido la misma durante las veces posteriores?

Hay un viejo dicho entre los peregrinos que dice que «hay más de un millón de motivos para hacer el Camino de Santiago y que cada cual debe elegir el suyo, porque es tu motivo el que te hace fuerte».

La primera vez fue por curiosidad. La segunda fue por aventura. A partir de la tercera vez siempre tomé una motivación más fuerte: pedir por la salud de mis hijos que iban a nacer, dar gracias por lo que recibí en mi vida, liberar mi cabeza para decidir qué quería hacer en un futuro, parar y respirar, o simplemente disfrutar de la compañía de gente maravillosa.

Con un grupo de amigos el pasado mes de junio CEDIDA

¿Cuáles le quedan por hacer?

Hace poco leí que hay cuarenta y tantos Caminos oficiales, o incluso más. Lo cierto es que no los colecciono; prefiero pensar en vivencias. Me gustaría tener salud para hacer otras rutas, pero no es lo más importante.

¿Se prepara de algún modo especial antes de empezar cada Camino?

Realmente, no demasiado. Apenas camino lo que cualquiera que sale a andar. Eso sí, estoy más pendiente de ir cómodo que de hacer músculo. No soy hombre de músculos.

¿En qué tipo de alojamiento suele dormir?

Depende de con quién vaya. Si voy sólo, prefiero los albergues. Cuando voy acompañado, suelo elegir otros alojamientos más sofisticados, con ropa de cama, baño privado y esas cosas.

¿Cuál es el Camino que más le ha gustado de todos los que ha hecho?

Tengo un muy buen recuerdo de todos. No sabría decidirme por uno. Ir acompañado de tu familia, de tu mujer, de tus amigos o de tus compañeros de trabajo es suficiente para que lo que se vive sea irrepetible, incluso si vas acompañado una y otra vez de la misma gente.

¿Recuerda algún Camino o tramo que fuera especialmente duro?

Quizá la subida a O Cebreiro, en 1999. Llovía a cántaros. En ocho kilómetros debíamos subir un desnivel de 700 metros. Cuando nos acercábamos a la aldea, anocheciendo, dejamos las nubes que nos estaban calando hasta los huesos por debajo de nosotros. Fue tremendo y a la vez brutal. No olvidaré nunca ese tramo.

¿Por qué le engancha tanto el Camino?

Porque te permite salir del mundo por unos días y disfrutar de lo poco que llevas, que es todo lo que necesitas a la vez. El Camino te permite coger aire, resetear la cabeza e impulsarte de nuevo.

El Camino, además, iguala a todo el mundo. Todos necesitamos de todos. Sabes que lo vas a pasar mal en algún momento, pero sabes también que siempre habrá alguien para apoyarte.

¿Qué siente al llegar a la Catedral y saber que una vez más lo ha conseguido?

Emoción, mucha emoción. Un nudo en el estómago que no siempre soy capaz de contener. Y, a la vez, pena haber acabado esta aventura y tener que regresar al mundo.

¿Conoció a mucha gente gracias al Camino?

Daría para varias entrevistas hablar de todos ellos. Hay gente interesantísima por ahí. Quizá no sean gente muy diferente de aquella con la que convivimos habitualmente, pero el Camino te suele abrir a las emociones y la gente se abre en canal y te ofrece, sin conocerte casi, todo lo que son. Es algo recíproco. Puede que esto sea de lo mejor.

¿Cuándo tiene pensado hacer el siguiente?

En septiembre. Será el proyecto «UCI en Camino III». Vuelvo a ir muy bien acompañado.

¿Cómo describiría la experiencia a aquellas personas que nunca lo han hecho?

Es imposible que nadie que no lo haya hecho pueda entender lo que se siente cuando estás allí. Estas rutas esconden algo muy especial. Basta con recorrer sus bosques, sus praderas, sus aldeas, o hablar con los lugareños, caminar empapado, compartir unas cervezas para darte cuenta de que estás viviendo algo distinto, incomparable.

Juanjo Romero, en uno de los tramos del Camino CEDIDA

¿Qué impresiones y emociones le acompañan todavía hoy de las rutas que ha caminado?

Me agrada volver a sitios conocidos: O Cebreiro, Casanova, Ribadixo…Con el tiempo he aprendido a valorar lo que vives en cada momento. No lo de ayer o lo que vendrá mañana, sino lo de hoy, lo de ahora mismo. Disfrutar de las compañías, del sol o de la lluvia, del viento en la cara o de las gotas de sudor cayendo. O de la música, de mi música.

¿Qué consejo le daría a un peregrino que quiere hacer el camino por primera vez?

Que no lo haga si no está seguro de que quiere hacerlo. El Camino es demasiado especial como para recorrerlo sin más.

¿Por qué cree que el Camino de Santiago se considera una experiencia única en la vida? ¿Por qué la mayoría de las personas que lo han hecho una vez quieren volver a hacerlo?

Yo llevo once, así que tengo, al menos, once experiencias únicas. En el Camino todo peregrino suele abrirse a los demás. Vivimos en un mundo raro donde nos cuesta conectar con el otro, pero si lo consigues, es cuando le das un plus a todo y una gran aventura se convierte en una experiencia inolvidable.

Y luego está la naturaleza pura y dura. Galicia sabe mucho de eso. Es una delicia recorrerla.

¿Su lugar favorito en el Camino?

La aldea de O Cebreiro. Me encanta llegar, pasear por entre sus pallozas 'celtas', rezar en su antiquísima iglesia o perder la vista en los lejanos valles de Lugo.

¿Qué considera lo mejor y lo peor de sus diversas experiencias?

Lo mejor es casi todo. Me quedo con las muy buenas compañías: Mi mujer, mis hijos, mis amigos o con todos aquellos que compartí momentos muy agradables.

Lo peor es cuando veo a gente que llega al Camino como si tal cosa, estando allí sin entender nada. Por eso recomiendo que nadie haga el Camino si no hay nada que le haya impulsado a hacerlo.

¿Tiene alguna anécdota divertida que le haya sucedido en el Camino?

Tengo cientos. Daría para unas cuantas cervezas...

Una vez dormimos en el altar de la iglesia de Triacastela, en medio del cementerio, pues todo lo demás estaba ocupado. Bajo una tormenta impresionante, la iglesia se fue llenando poco a poco. Yo quería ir al baño, pero lógicamente no había. Cuando no pude aguantar más, dije en alto: «Voy a salir a mear». Enseguida se levantaron unas cuantas manos de personas que decidieron acompañarme y que estaban igual que yo. Por respeto (y por miedo) no quise orinar en el cementerio, así que salí a una calle contigua. En pleno «desagüe» escuché ruidos detrás de mí y me asusté. Eran varias de las chicas que salieron conmigo. Así que tuve que esperar, bajo la lluvia, antes de entrarnos de nuevo a la iglesia.

Más recientemente, cuando el camino estaba 'petado' de gente, mi primo Jesús se puso a imitar a un caballo haciendo que toda la gente se echase a un lado, pensando que iba un caballo de verdad. Son momentos que no tienen precio.

¿Alguna reflexión final?

El Camino de Santiago es una oportunidad para muchas cosas. Sales de tu mundo. Respiras. Haces cosas que no haces habitualmente. Buscas en el dolor físico el alivio para otros dolores del alma. Vives historias verdaderas, que retumban entre tantas cosas falsas. Pero, sobre todo, es un encuentro. Sólo haciendo el Camino se puede vislumbrar la inmensidad de ese 'encuentro'.

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