FABIÁN LAVADO (Cronista oficial de La Zarza)
Martes, 9 de mayo 2023, 17:42
Hoy, 9 de mayo, se celebra la festividad de San Gregorio Ostiense, abad del monasterio de San Cosme y Damián en Roma, obispo de Ostia, de ahí su apelativo de Ostiense y, posteriormente, cardenal. Venerado como santo de la Iglesia católica, murió el 9 de mayo de 1044 en Logroño. Sus reliquias se custodian en la basílica de San Gregorio en Sorlada (Navarra).
Publicidad
Como legado papal pasó cinco años en España reclamado por los territorios de Navarra y La Rioja, cuyos campos eran asolados por plagas, principalmente de langosta, predicando la penitencia y organizando rogativas, de forma que saneó sus campos del terrible insecto. Su fama se extendió por toda la geografía nacional, siendo muy solicitadas tanto la «Santa Cabeza» de plata del santo, que contenía algunas de sus reliquias, como el agua milagrosa que se filtraba en dicha cabeza para bendecir los campos. Esto explica que la «Santa Cabeza» realizara numerosas salidas en procesión por distintas zonas del norte español, destacando la de 1756-57, que duró 120 días, por gran parte de España al «hallarse infestados de la plaga de langosta los reinos de Andalucía, Murcia y Valencia y las Provincias de Estremadura y la Mancha». La comitiva pasó por Extremadura en febrero de 1757 tras abandonar Sevilla rumbo a, posiblemente, tierras manchegas. De ahí el dicho de «andas más que la cabeza de San Gregorio».
'El Ostiense' no sólo era patrón contra las plagas, sobre todo de langosta, pulgón y lagarta, además de otros insectos y animalillos que arruinaban los campos, sino también contra las heladas, enfermedades del oído y de los animales, de la misma manera que ayudaba a encontrar pareja.
A partir del siglo XV se desarrolla un progresivo culto a los santos, al sentir el pueblo llano la necesidad de tener protectores contra los males que le afligen. En esa época persisten los miedos medievales (pestes, plagas, enfermedades y sequías, entre otros) lo que se transforma en remedios religiosos. Los vecinos realizan votos o ruegos colectivos pidiendo gracias y remedios a los santos, momento este en el que la devoción directa entre el pueblo y los santos se refuerza, materializándose en la construcción de ermitas, como ocurrió con la de San Gregorio.
A su vez surgen las cofradías como foco asociativo dentro de la localidad, potenciadas tras el Concilio de Trento, perteneciendo la mayoría de los vecinos a alguna de las muchas cofradías devocionales que existían en La Zarza, entre ellas la de San Gregorio.
Publicidad
Las primeras noticias que tenemos acerca de la ermita del «bienaventurado» San Gregorio aparecen en las Visitas de la Orden de Santiago de 1604, donde citan que la ermita estaría a las afueras de la villa de La Zarza, pero pegada a la población (en algún lugar de la actual calle San Gregorio), en el camino que iba hacia la villa de Alange, la cual «no está acabada por ser obra nueva y haberse comenzado a labrar después de la visita pasada», por lo que posiblemente se ordenara edificar en el último cuarto del siglo XVI.
La ermita era una modesta capilla con bóveda de media naranja de ladrillo, las paredes estaban construidas de piedra «gajada» y mampuesto; los estribos, que sujetaban la bóveda, fabricados de ladrillo y piedra tosca, la entrada miraba hacia el oeste o poniente, tenía por puerta una reja de palo al no estar finalizada la obra y en su altar estaba la imagen del «Señor San Gregorio» de bulto redondo. El mayordomo de la cofradía de San Gregorio en 1604 era Cristóbal Martín.
Publicidad
En torno a la década de los 40 del siglo XIX, Pascual Madoz cita en su Diccionario que la ermita se encontraba destruida. El culto a San Gregorio, al igual que el de otros santos, surgió producto de una necesidad vital, en este caso, las plagas. Desaparecidas éstas o espaciadas en el tiempo, su culto también comenzó a declinar, además de la aparición, entre las clases dirigentes y la población en general, de nuevas ideas más acordes con los tiempos que corrían y menos religiosas.
La fiesta de San Gregorio se celebraba en La Zarza con un petitorio por el pueblo, vísperas, velada, misa cantada y procesión en sus andas.
PRIMER MES GRATIS. Accede a todo el contenido
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.