El Zarceño cae en casa ante el Racing Mérida City en un bronco partido

Faltas, interrupciones, protestas, discusiones, poco juego… Esta fue la tónica general de un partido que se decantó del lado visitante gracias a su mayor efectividad y que finalizó con el resultado de 1-2.

El Zarceño lo intentó, lo dio todo, pero no fue capaz de doblegar a un Racing Mérida City, club creado por el agente FIFA, Morris Pagniello, y cuajado de jugadores foráneos procedentes de diversos países.

Arrancó el choque con mucha disputa en el centro del campo y escasas aproximaciones a las áreas. Así hasta que llegó el primer tanto visitante, obra del delantero Gill en una indecisión de la defensa y el portero. El atacante llegó a meter, en última instancia, la puntera de la bota para empujar el balón ante la salida de Juanlu. El tanto fue protestado por los jugadores y seguidores locales por presunta falta al guardameta.

El Zarceño intentó reponerse del gol encajado y, a base de corazón, buscó la portería defendida por Hunter. Y a punto estuvo Domínguez de empatar en el minuto 24 en un remate que acabó estrellándose en el poste tras disparo de Andújar.

Pero después llegaría el segundo tanto visitante. Balón largo hacia Samuels, salida a destiempo del portero zarceño, que es rebasado con facilidad, y 0-2 en el marcador en el minuto 37 de partido. El choque se ponía cuesta arriba a un equipo de casa que remaba y remaba, pero que no llegaba. Hasta que en el 41 renacieron las esperanzas al transformar el capitán José Mari un penalti cometido a un combativo Cerrato Jr.

Con el resultado de 1-2 se marcharon los jugadores al vestuario.

Arrancó la segunda mitad con la esperanza de la remontada. Y no empezó mal este periodo. A los cinco minutos Andújar estrelló un balón en el larguero tras el lanzamiento de una falta directa. Poco después volvería a intentarlo el delantero de Villagonzalo con sendos disparos que el guardameta desvió a córner.

Movió el banquillo el técnico local en este segundo periodo y el equipo notó una cierta mejoría. Pero cuesta mucho marcar un gol. La impotencia era manifiesta: querer y no poder. Nada que alegar ante la entrega de los jugadores de casa, mas no fue suficiente ante un conjunto emeritense bien posicionado tácticamente y con buena condición física.

El encuentro fue subiendo de tono y se fueron sucediendo las faltas y las protestas. El juego se interrumpía cada dos por tres y el trío arbitral, cada vez más cuestionado.

El resultado de 1-2 ya no llegó a moverse y los tres puntos volaron hacia Mérida, hacia este extraño equipo en el que no milita ningún jugador no ya extremeño, sino español. En fin, cosas de la globalización.