FABIÁN LAVADO RODRÍGUEZ (Cronista oficial de La Zarza)
Sábado, 12 de agosto 2023, 08:52
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
La Guerra de la Independencia española (1808-1814) contra los ejércitos franceses de Napoleón se saldó con un importante volumen de pérdidas humanas, pero sobre todo materiales. La Zarza no fue ajena a estas consecuencias, dada la ubicación de Mérida, capital del partido judicial, en el camino real de Madrid a Lisboa, pasando por la importante plaza militar de Badajoz. La Zarza, una de las poblaciones más importantes de la comarca emeritense a nivel poblacional y económico, contribuyó en la medida de sus posibilidades, lo que supuso el empobrecimiento de su economía. Para empezar, contribuyó en la leva de soldados, aportando hombres para el combate, que se tradujo en la falta de brazos para atender, sobre todo, las tareas agropecuarias. Seguidamente, colaboró en numerosos repartimientos: de hombres para ayudar en otras tareas, de dinero para mantener a las tropas; de ropa y calzado; de pan, carne y leña para los militares; de cebada y paja para alimentar a las caballerías, provocando escasez y mala alimentación; de carretas, animales de tiro y bagajes para desplazar la impedimenta que acompañaba al ejército, que en muchas ocasiones no eran devueltas. Al mismo tiempo, sufrió la rapiña y pillaje no sólo del ejército francés, sino también del español y sus aliados.
Toda esta falta de recursos se aprecia en las cuentas de este periodo, donde los gastos en algunos años casi duplican a los ingresos. Igualmente, no se conservan las cuentas de los años 1808, 1811 y 1812, y las que aquí se exponen, se tomaron una vez acabado el conflicto bélico.
D. Rafael Amarilla Percebal, «fiel de fechos» o escribano público, habilitado por los componentes de la Junta de Propios y Arbitrios de La Zarza y diputados del común de 1809, certificó que en dicho año las fincas de propios de la localidad habían tenido un valor de 8531 reales de vellón y 8 maravedíes, desglosados en 4492 r. y 8 mr. valor de las hierbas de las dehesas de Toconosas y Palacina, 1050 r. producto de las hierbas de la dehesa del Pilón, 1200 r. de las hierbas de la dehesa de la Azeuchosa y 789 r. de las de la Vega del Alanjón; todos estos pastos fueron aprovechados por los granjeros de ganado lanar de La Zarza. Añadir 1000 r. del canon de las tierras concejiles y viñas que disfrutaron los vecinos labradores. Firmaron el documento, con fecha 20 de junio de 1815, por lo tanto una vez terminada la guerra, los señores Fernando Ortiz Becerra, Sebastián Cortés Almendro y Juan Mauricio Flores, además del «fiel» Rafael Amarilla.
Igualmente, constató que en 1809 no se recaudó cantidad alguna de arbitrios, por carecer de ellos el ayuntamiento, además de la situación por la que atravesaba el municipio, invadido por las tropas francesas. Tampoco hubo sobrantes de penas de cámara (multas o condenas pecuniarias impuestas por tribunales, juzgados, ayuntamientos y alcaldes) y gastos de justicia.
El 22 de junio de 1815, el vecino Juan Cortés Cabañas da cuenta en nombre de su fallecido padre Miguel Cabañas, mayordomo de los caudales de 1809, a la Junta de Propios y Arbitrios local, diputados del común y «justicia» de la gestión de los fondos públicos de ese año (los referidos 8531 r. y 8 mr.) y de los libramientos u órdenes de pago que realizó. En primer lugar, se abonaron 700 r. en salarios a sus «dependientes» o funcionarios: 200 r. a Alonso Antonio de Rueda, escribano del ayuntamiento; 200 r. a Francisco Peñato, conductor del correo municipal, y 300 r. al maestro ordinario Juan Zelestino. En el apartado de «festividades» fijas de iglesia se emplearon 449 r.: 25 r. pagados al cura párroco Juan Pablo de Silva por la función votiva de Ntra. Sra. de las Nieves el 8 de septiembre, 280 r. abonados al predicador cuaresmal Alonso Carpallo por su paga y manutención, y 144 r. al vecino de Almendralejo, Esteban Pérez, por el coste de la cera para la Candelaria. Por último, 2019 r. satisfechos en gastos ordinarios y extraordinarios: 300 r. pagados a Antonio Cortés Espinosa a cuenta de la manutención del caballo padre o semental, 219 r. remunerados a distintos conductores de veredas, órdenes y avisos; 1450 r. importe del 17% del valor total de los propios de La Zarza que correspondía pagar en la Contaduría General de Propios de Extremadura, y 50 r. al encargado de llevar estas cuentas a Badajoz.
Pero un documento firmado por Clemente Zama, Fernando Camacho, Juan Mauricio Flores y Juan Romero, en representación de todos los granjeros de ganado lanar de La Zarza, confirmó que no entregaron al difunto Miguel Cabañas los 7531 r. y 8 mr., en que estaban valoradas las hierbas de las dehesas municipales, pues habían sido retenidos o descontados de la mayor cantidad que estos ganaderos tuvieron que pagar en 1804, por orden superior, para la elaboración del pan destinado al vecindario. Al no percibir esta suma, el gasto real ascendió a 10.669 r. y 8 mr., que descontados de los 8531 r. y 8 mr. generados por los terrenos de propios, resultan 2168 r. a favor de Juan Cortés Cabañas y en contra del concejo.
El 28 de junio de 1815, el escribano D. Rafael Amarilla Percebal constató, que en 1810, las fincas y efectos de propios de La Zarza tuvieron un valor de 5532 reales y 26 maravedíes, desglosados en 3206 r. y 26 mr. valor de las hierbas de las dehesas de Palacina y Toconosas, 1200 r. de las hierbas de la dehesa de la Azeuchosa y 789 r. de las de la Vega del Alanjón; todos estos pastos fueron aprovechados, según su tasación, por los ganados de los vecinos. Sumar 337 r. del canon de las viñas que aprovecharon los vecinos labradores. Firmaron el documento los componentes de la Junta de Propios: Antonio de las Quentas Zayas, Sebastián Cortés Almendro, Tomás Flores y el «fiel» Rafael Amarilla.
De la misma forma, confirmó que en 1810 no hubo producto ni valor alguno procedente de arbitrios, ni tampoco sobrantes de penas de cámara y gastos de justicia.
En julio de 1815, Juan Rodríguez Montero, depositario de la Junta de Propios y Arbitrios municipal de 1810, notificó los gastos siguientes. En primer lugar, se gastaron 1840 r. en salarios a sus funcionarios: 800 r. a Alonso Antonio de Rueda, escribano del ayuntamiento; 500 r. a Francisco Peñato, conductor del correo municipal, 300 r. al maestro ordinario Juan Zelestino y 240 r. a Francisco Cardenal, encargado del mantenimiento del reloj municipal, incluido el coste de un arroba de aceite para el mismo.
En el capítulo de «festividades» de iglesia se abonaron 171 r.: 25 r. satisfechos de limosna al párroco Juan Pablo de Silva por la función votiva de Ntra. Sra. de las Nieves y 146 r. al vecino de Almendralejo, Esteban Pérez, por el coste de la cera para la función de la Candelaria.
Finalmente, 7468 r. y 24 mr. liquidados en gastos ordinarios y extraordinarios: 477 r. coste del papel común y de distintos sellos para la correspondencia, 225 r. valor de las veredas circuladas, 294 r. y 20 mr. para el salario del gobernador del Partido de Mérida D. Gregorio de Latorre, 900 r. pagados a Antonio Cortés por el mantenimiento de su caballo padre o semental para cubrir las yeguas del municipio, 120 r. satisfechos al diputado municipal Antonio Josef Cortés por ir a Mérida a las elecciones a Cortes, 1307 r. y 6 mr. por los derechos de insaculación o elección de oficios de justicia practicada por el gobernador del partido, 3197 r. gasto de la conducción y mantenimiento de 85 quintos a Badajoz, dividido en diferentes partidas como 1700 r. para el mantenimiento de los quintos durante cinco jornadas a razón de 4 r. diarios, 377 r. a distintos quintos que fueron a la capital y volvieron al ser excluidos, y 1120 r. a los siete comisionados que se desplazaron varias veces a Badajoz; 104 r. al carpintero Juan Pimentel por las marcas que realizó para la talla de los quintos, 228 r. gastados en derechos de asesoría, causas de oficio y asuntos de la villa; 218 r. a Francisco Peñato por los portes de cartas y oficios, 194 r. abonados a los maestros Francisco Quesada, carpintero, y Francisco Seguro, cerrajero, por los arreglos de las puertas, cerrojos y llaves de las casas de la audiencia, cárcel y corral del concejo; 121 r. al maestro alarife Francisco Sánchez por el empedrado del pilar y arreglo de cañerías, y 82 r. y 32 mr. por el 15 al millar del depositario, es decir, el 1,5% del valor de los propios.
A estos gastos se deben sumar 1743 r. que no se pudieron cobrar del arrendamiento de las hierbas a los vecinos ganaderos de lanar, y que por lo tanto se adeudaban a la Junta de Propios: 117 r. debía Martín Alonso Barrero, 497 r. Bernardo González, 320 Francisco Delgado de la Peña, 350 r. Fernando Benítez Velloso y 400 r. los herederos de Juan Carrasco.
Por lo tanto, el desembolso sumó 11.222 r. y 24 mr., que descontados de los 5532 r. y 26 mr. que produjeron las fincas municipales, resultan de alcance 5689 r. y 32 mr. a favor del depositario Juan Rodríguez Montero y en contra de la Junta de Propios.
Reconocidas las cuentas por Tomás Flores, diputado del común en 1810, que ejercía a su vez de síndico personero tras la muerte de Pedro Fernández, las certificó por entender que estaban bien rendidas. Así lo entendieron también los diputados del ayuntamiento y miembros de la Junta de Propios, remitiendo los originales a la Contaduría Principal de la Provincia junto al 17% del valor de los propios.
El 22 de julio de 1815, el escribano D. Rafael Amarilla Percebal dio fe que el valor de los caudales de propios de 1813, según la cuenta dada por la Justicia, a falta de mayordomo o depositario, ascendió a 1826 reales: 700 r. valor de las hierbas de la dehesa de la Azeuchosa, disfrutadas por un granjero de ganado lanar trashumante; 789 r. de los pastos de la Vega del Alanjón, aprovechados por los vecinos, además de 337 r. del canon de las viñas que disfrutaron los labradores de La Zarza.
Estos escasos ingresos se gastaron en diferentes partidas: 800 r. pagados los funcionarios del Ayuntamiento, 300 r. al maestro ordinario, 144 r. por 8 libras y media de cera, abonados al cerero almendralejense Esteban Pérez para la fiesta de la Candelaria, 400 r. en papel sellado y común consumido en asuntos de la villa y real servicio, y 200 r. por los portes de cartas y oficios. Importan los gastos 1844 r., que confrontados con los 1826 r. ingresados, resultan 18 r. a favor de la Junta de Propios.
Hubo un gasto de 25 r. a favor del licenciado Silva, párroco, por la ceremonia religiosa del 8 de septiembre, natividad de Ntra. Sra., que supuestamente estaría cargado en alguna de las partidas anteriores. Firmaron el documento los componentes de la propia Junta: Alejandro Romero, Lucas de las Quentas Zayas, Francisco Cortés Almendro, Francisco Antonio Díaz y Francisco Mejía, igualmente Rafael Amarilla.
D. Rafael Amarilla Percebal, escribano «fiel de fechos», nombrado por los componentes del Ayuntamiento de Zarza junto Alanje, certificó que, en 1814, los bienes de propios municipales tuvieron un valor de 4121 reales, recaudados de la siguiente manera: 1000 r. valor de las hierbas de la dehesa de Azeuchosa, aprovechadas por los ganaderos locales; 789 r. de la Vega del Alanjón, disfrutada por los labradores del vecindario; 945 r. de las hierbas de la dehesa de Palacina, explotadas por el ganadero trashumante Juan de Dios Zipliar; 1050 r. valor de la mitad de las hierbas de la dehesa de Toconosas y las tierras labrantías de dominio particular de las Rozas, y finalmente 337 r. del canon de las viñas en terreno de propios disfrutadas por varios vecinos. Rubricaron el documento, con fecha 7 de julio de 1815, los señores de la Junta de Propios: Lucas de las Quentas Zayas, Tomás Flores y Juan Romero, además del escribano Rafael Amarilla Percebal.
Asimismo, constató que no hubo ninguna recaudación por impuestos municipales o arbitrios, ni tampoco sobrantes de penas de cámara y gastos de justicia.
Al día siguiente, Pedro Barragán de Paredes, depositario de la Junta de Propios y Arbitrios de 1814, justificó los siguientes gastos. En cuanto a los salarios, satisfizo 1330 r. a los empleados del ayuntamiento: 800 r. al escribano del ayuntamiento, 300 r. al maestro ordinario y 230 r. a la persona encargada del funcionamiento del reloj, incluida una arroba de aceite para engrasarlo.
En «festividades» y gastos de iglesia se abonaron 169 r.: 25 r. al párroco Juan Pablo de Silva y sacristán por la ceremonia de Ntra. Sra. de las Nieves, y 144 r. a Esteban Pérez por 8 libras y media de cera para la función de las Candelas.
El grueso del gasto, 7140 r. y 26 mr., se dedicó a los pagos ordinarios y extraordinarios: 400 r. en papel sellado y común empleado en los asuntos del ayuntamiento y su real servicio, 622 r. y 17 mr. pagados a distintos conductores por transportar veredas y reales órdenes, 62 r. satisfechos a los conductores de oficios de justicia y testimonios a Mérida, capital del partido; 218 r. coste de los portes y franqueos de cartas de oficio, 244 r. originados por asuntos de la villa y causas de oficios, 98 r. y 6 mr. como contribución de La Zarza al salario del gobernador del Partido de Mérida D. Gregorio de Latorre, 4320 r. abonados en la Depositaría del Real y Supremo Consejo de Guerra por la compra de un caballo padre o semental; 170 r. pagados a los alarifes Francisco Sánchez por los empedrados de la calle del pilar y la calzada, reparos en el pilarón grande y correr el tejado del depósito de paja, y 51 a Juan Martínez Amado por empedrar la calle del Barrial; 60 r. que cobró el párroco licenciado Silva por la función religiosa celebrada en acción de gracias con un tedeum por la vuelta al trono del monarca Fernando VII, incluido derechos parroquiales y la cera; 82 r. pagados por las «composturas» de los pesos y medidas municipales, de ellos 70 r. a Pedro Blázquez Montero por distintas obras y 12 r. de las medidas que se trajeron para los abastos; 62 r. y 18 mr. por el 15 al millar del depositario de estas cuentas; 710 r. y 9 mr. que se deben abonar en la Contaduría Principal de la Provincia por el 17% del valor total de los propios, y 50 r. a la persona encargada de llevar las cuentas a la Contaduría de Badajoz.
Sumaron todos los gastos un total de 8639 r. y 26 mr. que cotejados con los 4121 r. recaudados gracias a los bienes de propios, resultan de alcance a favor del depositario y contra los fondos de propios 4518 r. y 26 mr.
Seguidamente, el escribano paso las cuentas a Juan Mauricio Flores, síndico personero del común o «la voz del pueblo», para su revisión, certificándolas al no encontrar en ellas reparo alguno que objetar.
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
La última comida de sor Clara: «Gracias por todo»
El Diario Montañés
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.