Con motivo de la presentación en Cáceres de la Agrupación de Jóvenes Arquitectos el pasado 14 de enero, el Colegio de Arquitectos de Extremadura entregó los primeros premios TFM (Trabajo Fin de Máster), TFG (Trabajo Fin de Grado) y PFC (Proyecto Fin de Carrera). El concurso contó con una amplia participación, llegando a recibir hasta 24 proyectos dignos de mención en una comunidad como Extremadura que no cuenta con Escuela de Arquitectura.
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La ganadora del certamen resultó ser la arquitecta, Cristina Vivas Pintado, natural de La Zarza, con su proyecto Raíces. El premio tuvo un sabor agridulce ya que la joven zarceña no pudo asistir presencialmente al acto por encontrarse confinada.
Cristina Vivas Pintado estudió Arquitectura en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid entre los años 2015 y 2020, realizando posteriormente un máster en la misma facultad para obtener la habilitación en la profesión.
Proyecto 'Raíces', ubicado en Lisboa
Durante el transcurso de este máster desarrolló el proyecto ganador del concurso, un proyecto donde cada alumno podía elegir ubicación y programa a implantar en la localidad de Lisboa. Cristina eligió la ladera del Castillo de San Jorge, actualmente conocida como un barrio fantasma testigo de robos, agresiones y drogadicción. La autora pretendía recuperar la memoria de ese barrio donde el cultivo era la principal actividad antes de la reconquista y de ahí el título elegido. Las intervenciones que propone el proyecto se basan en utilizar construcciones ya existentes, aunque olvidadas, transformarlas y conectarlas entre ellas a través de pequeños artefactos para dotar de unidad al proyecto. Para recuperar dicha memoria se pretende convertir una parcela abandonada en semillero, introducir un sistema innovador hortelano en el interior de una manzana, reutilizar un antiguo palacio como mercado, configurar un muro existente como base de un invernadero sostenible y, por último, adosar un restaurante al muro del Castillo. Para hacer posible el funcionamiento de este conjunto se proponen instalaciones hidráulicas formadas por aljibes, diferentes sistemas de riego y una acequia de hormigón prefabricada que sirve de guía en el paseo por Raíces.
El logro de este premio junto con la obtención tras un proceso de selección, en septiembre, de una beca de formación en planeamiento, infraestructuras e intervenciones urbanas que convocaron el Colegio de Arquitectos y el Ayuntamiento de Mérida para trabajar en la Delegación de Urbanismo y Medio Ambiente del mismo han hecho realidad su sueño, volver a Extremadura a dar sus primeros pasos profesionales después de estudiar fuera.
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Gracias a la elaboración de este proyecto y la obtención de dicho premio la joven zarceña nos cuenta que «he aprendido a valorar los espacios ya construidos que nos ofrece la ciudad» y nos transmite la idea de que «los ciudadanos debemos mirarlos, en la mayoría de los casos lugares abandonados, sin interés, huérfanos… como espacios de oportunidad, puntos donde poder aportar soluciones para regenerar ciudades».
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