FABIÁN LAVADO RODRÍGUEZ, Cronista oficial de La Zarza
Jueves, 8 de febrero 2024, 16:31
Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.
Opciones para compartir
A diferencia de las guerras de Portugal (1640-1668) y Sucesión (1701-1715), la Guerra de la Independencia (1808-1814) sí afectó de lleno a Mérida y su partido, al que pertenece La Zarza.
Esta guerra provocó una disminución de la población, múltiples destrozos urbanos y la decadencia de la agricultura y la ganadería. La primera consecuencia directa del conflicto, y consustancial a él, fue la pérdida de vidas humanas. Se trató de una guerra de desgaste en la que estuvo implicado todo un pueblo y que contó con la presencia de tres ejércitos: el español, el aliado anglo-portugués y el francés, cada uno con sus exigencias y requerimientos de abastecimientos diferentes, lo que tuvo consecuencias funestas para la población porque agotaban los recursos, estando sometida a la improvisación y a un continuo saqueo.
A todo esto, sumar las confiscaciones de cosechas y los daños en la ganadería, no sólo por la falta de cebada y paja destinadas a la caballería, sino también por los sacrificios masivos para la alimentación y la requisa como fuerza de arrastre y transporte.
La mala situación económica provocó la enajenación de parte de los patrimonios municipales y el deterioro de las funciones administrativas, lo que supuso la quiebra del principio de autoridad, dificultades económicas y una práctica habitual de la violencia. Para agravar más la situación, habría que añadir que la región padeció una aguda crisis de subsistencia entre 1811 y 1812 de catastróficas consecuencias. Aumentó la mortandad producida por el encarecimiento del trigo, con subidas superiores al 500%, y otros productos (cebada, habas, garbanzos, avena, bacalao, vino y la carne de vaca, carnero y oveja). A esta situación se le agregó una terrible enfermedad epidémica, la fiebre amarilla, que se fue agravando conforme avanzaba la guerra.
Recogemos algunas de las aportaciones económicas documentadas en los Archivos Municipal de Mérida y Provincial de Badajoz, que nos sirven como muestra del titánico esfuerzo realizado por La Zarza, que contaba a inicios del conflicto con una población de 2000 habitantes aproximadamente.
Aportaciones en 1808, 1809 y 1810
Con la proclamación del bando de los alcaldes de Móstoles, el 2 de mayo de 1808, se inició la Guerra de la Independencia. En junio se creó la Junta Suprema de Extremadura que ordenó rápidamente un alistamiento de todos los hombres útiles de 16 a 45 años y un empréstito de 8 millones de reales entre los partidos de la región para financiar la guerra. Los requerimientos no habían hecho más que empezar. A esta primera solicitud, Mérida y su partido aportaron 2897 hombres y 109 caballos, además de contribuir con 125.446 r.
En agosto, el Batallón de Infantería Ligero Voluntarios de Extremadura partía para Navalmoral, desertando 68 soldados que sustrajeron 62 fusiles. Entre los fugados, el zarceño Juan Paredes que se llevó un fusil.
Entre agosto y septiembre, D. Martín Sánchez, capitán de Cazadores Voluntarios de Trujillo, comisionado por la Junta Suprema de Extremadura, recibió en dicha ciudad del partido emeritense un total de 66 caballos, especificando los sujetos que los entregaron, pueblos y precios dados por los mariscales (La Zarza: 4 caballos, Mérida: 19, Alange: 8, Villagonzalo: 4, Guareña: 4, Oliva de Mérida: 1, Puebla de la Reina: 2, Palomas: 1, Aljucén: 1, Torremejía: 2, Arroyomolinos: 2, Alcuéscar: 4, La Garrovilla: 3, Esparragalejo: 2, Arroyo de San Serván: 2, Torremayor: 1, Villalba: 3, Aceuchal: 1, San Pedro de Mérida: 1, Molino del Papel en la finca Campomanes: 1). Los 4 caballos entregados por La Zarza fueron: un caballo propiedad de D. Antonio Cortés, carabinero real, valorado en 1500 r.; un caballo de D. Miguel Isla, 600 r.; una jaca de D. Fernando Camacho, 800 r. y otra jaca de D. Francisco Carranza, 700 r. De los 66 caballos, 60 se destinaron al Regimiento de Caballería Cazadores Voluntarios de Trujillo y los 6 restantes a la Brigada de Carabineros.
Finalizó el año solicitando a la comarca de Mérida, el 26 de diciembre, provisiones para el ejército extremeño sito en Almaraz: 50 fanegas de trigo, 134 de cebada, 5 de garbanzos, 560 arrobas de paja, 1000 libras de carne o tocino, 8 arrobas de vino, 4 de aguardiente y 2 de aceite.
El año 1809 se inicia con nuevas peticiones de víveres y dinero a Mérida y su partido: 288.193 r. para las urgencias del día y cebada blanca para 1200 caballos de tropas portuguesas, al tiempo que sostenían un hospital militar de 200 camas en el Conventual santiaguista. De marzo a junio, las tropas francesas establecieron su cuartel general en Mérida, que contaba con 2000 hombres y un fuerte destacamento en Almendralejo. Desde ambas poblaciones salían partidas de soldados por los pueblos cercanos exigiendo vituallas en abundancia o tributos en dinero. Igualmente, tras la victoria española en Talavera de la Reina, a finales de julio, llegan a Mérida 2800 soldados de caballería y artillería, aprovisionándolos, una vez más, los pueblos colindantes, ya casi incapaces de cumplir las órdenes ante la ruina de sus economías. A finales de 1809, la guerrilla actuaba por las sierras de La Zarza, Alange y La Oliva al mando del emeritense D. Fernando de la Vera y Campos (hijo de la zarceña Francisca Campos Orellana Cortés y de D. Alonso de la Vera Pantoja), tratando de hostigar a los franceses y robarles las provisiones.
El 26 de marzo de 1810, la Junta de Mérida recibió un oficio del 2º Cuerpo del ejército francés para que, antes de su llegada, los pueblos del partido hiciesen acopio en dicha ciudad de trigo, harina, leña y efectos de hospital. Así lo efectuaron, con la esperanza de que más bien sirviese para las tropas españolas que para las enemigas. Habiendo advertido que el ejército hispano no se dirigía a cubrir este punto, se suspendieron las providencias relativas a dichos almacenes. También se estaba demoliendo el edificio del Conventual, bajo la dirección del Coronel de Ingenieros D. Josef de la Fuente Pita, con la tropa de su mando y los vecinos de esta ciudad, circulando orden a las Justicias de los pueblos del partido para que concurriesen todos los operarios que pudieran aportar.
El 5 de abril salió de Mérida el 2º Cuerpo francés compuesto por 2000 soldados de infantería y caballería, llevándose todos los efectos de guerra que encontraron en el Conventual. Dividido en dos secciones se dirigieron a Valverde y Don Álvaro, no sin antes exigir a Mérida y sus poblaciones 3000 raciones de pan y 10 reses vacunas diarias que debían llevar a Valverde.
El 12 de abril, D. Gregorio Latorre, gobernador de Mérida y partido, y D. Esteban Balmaseda, alcalde de Mérida, tuvieron noticias de que los franceses iban todos los días a sacar víveres a las villas de La Zarza y Alange. Los emisarios también observaron que una partida de caballería francesa salía de Guareña dirigiéndose, según costumbre, a La Zarza y Alange, regresando después a su punto de partida una vez aprovisionada.
Tal era la situación de La Zarza que, el 17 de noviembre, se comunicó una provisión al Intendente del Ejército y Provincia de Extremadura por parte del Consejo de Regencia, instalado en la Isla de León (San Fernando), para que La Zarza, dado lo apurada que estaba por los avituallamientos y el paso de las tropas, no necesitase presentar las cuentas de los suministros según disponía la orden de mayo de 1805.
El 2 de diciembre, se reunieron en Mérida D. Esteban de Balmaseda, alcalde de la ciudad y abogado de los Reales Ejércitos, y muchos de los alcaldes de los pueblos del partido (por La Zarza asistió D. Martín Alonso) para tratar el nuevo reparto que había sido asignado a esta zona para mantener a 5000 hombres y 1500 caballos, en proporción al reparto que Mérida hizo para la exacción de granos (trigo y cebada) para la plaza de Badajoz y las distancias de los pueblos a los puntos más probables de consumo. Simultáneamente, elevaron un escrito a la Junta Suprema de Extremadura donde reflejaban las dificultades para poder cumplir el reparto, dado el estado de miseria en que se encontraba sumida la comarca. Según este reparto, a La Zarza le correspondió una contribución diaria de 156 raciones de carne, 155 raciones de pan equivalentes a 2 fanegas de trigo y 10 celemines, 46 raciones y media de cebada (cada una de celemín y medio) equivalentes a 5 fanegas de cebada y casi 10 celemines, y 46 raciones y media de paja equivalentes a 23 arrobas de paja. La distancia a los posibles puntos de consumo eran: 13 leguas a Badajoz, 3 a Mérida, 7 a La Serena, 8 a Zafra, 11 a Llerena y 11 a Jerez de los Caballeros.
Dos días más tarde, se les vuelve a pedir 10 fanegas de cebada, 500 raciones de pan y 400 de carne para transportarlas a Fuente del Maestre, además de otra contribución que ya pagaban de 500 fanegas de trigo y cebada. Como solución plantearon que les liberasen de esta última y de otras diarias destinadas a comisiones y partidas.
Contribución en 1811 y 1812
En marzo de 1811, tras la caída de Badajoz y su zona fronteriza en manos de los franceses, Mérida quedó libre de enemigos temporalmente, lo que aprovechó para reabrir el hospital militar del Conventual santiaguista, con capacidad de entre 80 y 100 hombres, que durante la reciente toma de la ciudad había sufrido numerosos desperfectos. Así, el 10 de abril, D. Estanislao Salvador, Jefe del Estado Mayor de la Primera División del 5º Ejército, solicitó un repartimiento de 16.000 r. entre los pueblos del partido con el fin de obtener fondos para el mantenimiento del hospital, tocándole a La Zarza la cantidad de 400 reales (otras poblaciones cercanas: Guareña 1500 r., Alange 500 r., Villagonzalo 300 r., Valverde 250 r. y La Oliva 400 r.). Posteriormente, se hizo otro reparto destinado al hospital de 200 sábanas y 80 mantas, además de pedir pan, carne, vino, aguardiente y otros productos.
Tras la toma de Badajoz, el principal objetivo del ejército español era recuperar esa estratégica plaza, además de Campo Mayor y Olivenza. A principios de mayo comenzó el sitio a Badajoz; pero ante la falta de medios y trabajadores especializados, el día 3 se solicitaron a Mérida y su partido 20 carpinteros, 24 albañiles y 6 herreros para que se incorporasen a la compañía de zapadores, correspondiendo a La Zarza aportar un albañil.
El 5 de mayo, el Marqués de Monsalud requirió al gobernador de Mérida un reparto de 11.630 raciones de pan a Mérida y su partido para los 30.000 hombres que, a las órdenes del Beresford y Castaños, intentan tomar la plaza de Badajoz a los franceses. La población que se negase sería castigada con la confiscación de sus bienes, las que entregasen las raciones se les abonarían una vez hecha la liquidación. La Zarza entregó 300 raciones (Alange 400, Villagonzalo 300, Guareña 1200). Todo ello, sin olvidar el mantenimiento de 14.000 soldados que se encontraban en Mérida y pueblos vecinos a la espera de entrar en combate, como sucedió el 16 de mayo en la batalla de La Albuera. Las quejas de Mérida y su partido son continuas, ya que los almacenes se encuentran completamente vacíos y no pueden suministrar más raciones a todos los ejércitos, solicitando que no enviasen a ninguno hasta que la comarca se recuperase.
Casi un año después, la noche del 6 al 7 de abril de 1812, Badajoz es tomada a los franceses. El 20 de abril, cerrado el hospital militar emeritense, los pueblos del partido de Mérida hacen frente a nuevos repartimientos, en este caso, destinado al hospital de Alburquerque que proporcionaba auxilio a los heridos en la toma de Badajoz y su guarnición. Se pidieron 100 raciones diarias de pan y carne, contribuyendo La Zarza con 6 raciones diarias (4 raciones Alange y Villagonzalo, por 6 de Guareña). Al día siguiente, se vuelve a pedir un nuevo repartimiento de 200.000 reales para atender a los soldados que se encuentran en situación penosa. Las quejas del partido de Mérida no fueron escuchadas, por lo que ni retrasaron ni rebajaron la repartición. La Zarza tuvo que entregar 6500 reales (Guareña 16.000 r., Villagonzalo 4500 r., Alange 4800 r.). El 29 de mayo, la ciudad y su partido contribuyeron con 2500 raciones diarias de pan y 2500 de menestra de las 5000 que necesitaban los militares y habitantes de Badajoz. El 2 de junio se hicieron dos nuevos repartimientos: uno de 2500 raciones de pan y 1500 de menestra, correspondiendo a La Zarza 80 raciones de pan y 48 de menestra (Alange 60 y 35, Villagonzalo 90 y 45, Guareña 220 y 135) y otro de 300.000 arrobas de heno, debido a la falta de paja y grano, perteneciendo al partido de Mérida 25.000 arrobas, de ellas 800 a la villa de La Zarza (Alange 600, Villagonzalo 600, Guareña 2200).
La nueva situación se centraba en expulsar a los franceses de Extremadura con el apoyo del 5º Ejército y las tropas inglesas bajo el mando de Wellington, cortándoles las comunicaciones con Castilla y Andalucía. Para ello se necesitaba de abastecimientos y sus correspondientes medios de transporte. Así, el 27 de junio se hace un reparto de carretas para conducir víveres a Aldea Gallega desde Badajoz, con el problema añadido de la recolección de cereal en ese momento. Se repartieron 148 carretas entre los pueblos del partido, en cuyo reparto le correspondieron 3 carretas a La Zarza (2 a Alange y Villagonzalo, 12 a Guareña).
Un mes más tarde, en julio, nuevo repartimiento. Esta vez de 300.000 reales a Extremadura, 45.000 de ellos a Mérida y su partido, para el pago de la conducción de los suministros al ejército. La Zarza aportó ahora 1500 reales (Alange 1200 r., Villagonzalo 1000 r., Guareña 4000 r.). También se pidió dinero para diferentes batallones españoles: 45.000 r. para el Primer Batallón de Infantería de León, 25.000 r. para el Cuerpo de Artillería y 40.000 r. para el Batallón de Mérida.
El 15 de agosto, otro más. Un reparto 5500 r. para pagar 15 r. diarios de salario a los encargados de los despachos de veredas y copias de órdenes, labor fundamental para transmitir los mandatos y decretos entre la Junta Suprema de Extremadura y los ayuntamientos de Mérida y su partido. La Zarza aportó 250 r. (Alange 70 r., Villagonzalo 120 r, Guareña 360 r.).
El 16 de septiembre, se exigieron 216 raciones diarias de pan y menestra al partido de Mérida para los soldados dispersos, desertores y fugitivos, así como para un comisionado y su compañía encargado de reunirlos en Mérida. La contribución de La Zarza ascendió a 8 raciones diarias de pan y 8 de menestra (Alange 8 y 8, Villagonzalo 6 y 6, Guareña 18 y 18). Apercibidos que de no hacerlo pasarían partidas a recogerlas, en caso de no poder facilitarlas, entregarían su equivalente en metálico, a razón de 4 r. por ración de pan o menestra.
Por último, a finales de noviembre, D. Tomás López, vecino de Mérida, dio cuenta de las raciones de pan, menestra y dinero que había recibido de los pueblos del partido para el suministro de las tropas aposentadas en su ciudad. De la Justicia de La Zarza había obtenido, el 30 de septiembre, 64 raciones de pan, 64 de menestra y ningún dinero. En total se suministraron 2758 raciones de pan, 1443 de menestra y 10.154 r.
Zarceños afectados por los repartimientos
En algunas ocasiones conocemos los nombres de las personas afectadas por los innumerables repartimientos, como es el caso de tres vecinos de La Zarza.
El 8 de mayo de 1812, el vecino D. Fernando Camacho y su familia dirigieron una apelación a la Junta Superior de Gobierno para el reintegro del valor de las 500 cabezas de ganado que les quitaron los franceses por no haber cumplido, la propia Junta, con el reparto efectuado por el ejército napoleónico. En julio, volvieron a realizar otra reclamación, pues no se había verificado el pago. El 13 de septiembre, el gobernador de Mérida dio orden a la Justicia de La Zarza para que, en el término de 6 días y por repartimiento hecho entre sus vecinos incluidos los propios afectados, se satisficiera a Fernando Camacho el valor del ganado que le confiscaron los franceses.
El 24 de julio de 1812, la Junta Superior Provincial dio orden al Gobierno de Mérida para que a D. Juan Alonso Moreno se le abonase el valor de 13 fanegas y media de trigo que en mayo fue a vender a Mérida y se las requisaron por parte del Gobierno Militar para las tropas. El gobernador Latorre dispuso que la Justicia de La Zarza, en el preciso término de 8 días, reintegrase al interesado por reparto vecinal el importe de las fanegas de trigo, a razón de 180 r. cada una, en total 2430 r., precio que en aquella época tenían, más las costas y perjuicios que acreditó haber sufrido.
D. Tomás Merino Ortiz, residente en La Zarza, en su nombre y en el de D.ª Inés de la Cruz, su madre política, presentó un recurso a la Junta Superior de Extremadura, con fecha 24 de julio, manifestando que hacía un año que los franceses impusieron a dicha vecina la contribución de 36.600 r. El descuido de la Justicia zarceña en el pago de dicha suma, dio lugar a que una columna enemiga se presentase a hacerla efectiva. Para salir del apuro, se le entregó al comandante una lista de 51 vecinos que, en el término de una hora, hiciesen efectiva la cantidad bajo los mayores apremios, incluyendo en la lista a los demandantes que finalmente tuvieron que realizar el pago. Cuando esperaban que se les reintegrase por un reparto general, vieron que trataban de adjudicarles en pago ciertos terrenos. En consecuencia, la Junta resolvió que en un día les fuera reintegrado el dinero por las personas que formaron aquella lista, exigiéndoles además la multa de 100 ducados por sus procedimientos arbitrarios, después se procedería a repartir entre todo el vecindario los citados 36.600 r., a fin de satisfacer a los que dieron la lista de vecinos.
Fabián Lavado Rodríguez
Cronista Oficial de La Zarza
Pie de fotos:
- Fig. 1:
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.