EFE
Martes, 23 de enero 2018, 23:36
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El hombre acusado de matar a su expareja en las inmediaciones del pantano de Alange, en la madrugada del 6 de enero de 2016, ha reconocido que le asestó dos golpes con una botella y otros tantos con una piedra, aunque ha afirmado que no hubo ensañamiento, ni que obedeciera a un plan premeditado.
Tanto la Fiscalía como la acusación particular y la ejercida por la Junta de Extremadura, por tratarse de un caso de violencia de género, piden 26 años de prisión para G.P., al que acusan de asestar un gran número de golpes a su expareja durante esa noche mientras se encontraban en el pantano y, ya en el agua, de sujetarla por una mano y empujarla de forma reiterada hacia el fondo para provocarle la muerte.
En el juicio con jurado, que se ha iniciado este martes en la Audiencia pacense, G.P. ha reconocido haber golpeado a la mujer con una botella mientras estaban en el asiento trasero de un coche, donde tenían intención de mantener relaciones sexuales, que no efectuaron porque ella le enseñó mensajes que mantenía con otras personas, los que, según él, le enfurecieron.
«Le gustaba ponerme celoso», ha afirmado el acusado, quien ha negado que obligara a la chica a acompañarle a esta zona, sino que fue una decisión de ambos, pues era un lugar que utilizaban habitualmente.
El acusado ha afirmado que se llamaban y se veían constantemente, pese a la orden de alejamiento que tenía sobre la mujer, una estrategia de ambos para cobrar la pensión por víctima de violencia de género, según ha dicho.
Así las cosas, G.P. ha manifestado que horas antes del suceso habían quedado en verse en Badajoz, ciudad a la que él se desplazó desde Mérida, donde había estado con tres amigos, con un paso previo en Almendralejo para dejar a éstos y comprar una botella de whisky, tal y como ella le había pedido.
Ya en la capital pacense, realizaron un botellón en un polígono industrial, donde tuvieron relaciones sexuales, pero decidieron marcharse a Aceuchal, donde él vive, tras ver un coche patrulla (la Policía no podía verlos juntos pues él tenía orden de alejamiento), aunque durante el viaje decidieron ir a Alange.
Fue en el pantano donde él se puso celoso al ver los mensajes, ambos lloraron, y cuando ella quiso salir del coche la golpeó con la botella, para pegarle de nuevo en el exterior, momento en el que ella cayó en un terraplén -donde impactó con diversas piedras- hasta el agua, donde le golpeó dos veces con una piedra y salió huyendo.
El hombre, de nacionalidad rumana, ha afirmado por tanto que no le provocó 43 heridas y contusiones, como indica la Fiscalía y la acusación.
Por este motivo, su defensa pide que se le acuse de un delito de homicidio (nueve años, más seis meses por quebrantamiento de condena) y no de asesinato.
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