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Entrevista a Juan Antonio Gómez Trinidad, vicepresidente del Consejo Escolar del Estado

Entrevista a Juan Antonio Gómez Trinidad, vicepresidente del Consejo Escolar del Estado

"Considero el pacto por la educación viable y deseable, pero no probable"

PEDRO ESPINOSA

Lunes, 18 de junio 2018, 15:56

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Juan Antonio Gómez Trinidad (La Zarza, 1959), catedrático de Filosofía, Director General de Educación del Gobierno de la Rioja (1998-2008) y diputado en el Congreso por el Partido Popular desde 2008 a 2011. En la actualidad es vicepresidente del Consejo Escolar del Estado y Director del Área de la Alta Inspección de Educación en La Rioja. Está en posesión de la Cruz de Alfonso X el Sabio concedida por el Ministerio de Educación y Cultura. Casado y padre de cinco hijos, tiene dos nietos.

- Durante 4 años fue diputado por el Partido Popular en el Congreso. ¿Qué recuerdos guarda de su paso por la política nacional?

Estar en el Congreso de Diputados es un honor para cualquier ciudadano. Me permitió conocer, de primera mano, la vida parlamentaria que tiene muchas más luces y también sombras- que las que se suele retransmitir por los medios de comunicación.

Como fui portavoz de educación, tuve una vivencia más activa, participando en los debates educativos tanto en las Comisiones como en el Pleno. En esa legislatura me tocó participar en el pacto educativo que finalmente no llegó a firmarse aunque sí logramos un alto grado de consenso con el ministro Ángel Gabilondo.

- Desde el año pasado ostenta el cargo de vicepresidente del Consejo Escolar del Estado. ¿Cuáles son las funciones de este organismo?

El Consejo Escolar del Estado es el máximo órgano consultivo que asesora al Gobierno en relación con la educación. En él están representados los diferentes sectores educativos: padres, profesores, alumnos, empresarios etc., así como un grupo de personas de reconocido prestigio, que es el cupo al que pertenezco.

El Consejo informa o dictamina todos sobre los proyectos de normas que se aprueben por el Parlamento, Gobierno o Ministerio de Educación. Además, realiza un informe anual sobre el estado del sistema educativo, en el cual se incluyen propuestas de mejoras.

- ¿Y cuál es, en su opinión, la realidad del sistema educativo?

En primer lugar tengo que decir que cada vez es más difícil hablar de la educación en España como concepto global. Si nos atenemos a los indicadores, tanto a lo que se gasta como a los resultados, podíamos decir que existen diecisiete sistemas distintos en España: existen más diferencias entre las Comunidades españolas que entre los países de la UE.

Pero por seguir con esa media estadística, la educación en España está bien, pero no a la altura de las circunstancias y de las exigencias del mundo que nos ha tocado vivir. Aún existen unas cifras de abandono escolar preocupante, un desajuste entre la oferta formativa y el mercado de trabajo, etc. Y sigue pendiente lo más urgente e importante: la reforma de la formación, selección y evaluación del profesorado.

- En la actualidad dirige el Área de Alta Inspección de La Rioja. ¿Cuál es su cometido?

El Área de la Alta Inspección es un instrumento que tiene el Estado para velar para que se cumpla la igualdad de todos los ciudadanos en el ámbito educativo así como que se respete la normativa básica, la común para todo el Estado, en las distintas Comunidades Autónomas.

Entre otras cosas, también nos encargamos de la homologación de estudios extranjeros para que sean reconocidos en España, así como del reconocimiento de firmas de títulos españoles para que tengan validez en el extranjero.

- ¿Considera viable un pacto por la educación en España?

Viable y deseable sí, pero no muy probable, como se ha puesto de manifiesto en este segundo intento de pacto educativo. Mientras la educación siga politizada y usada como instrumento ideológico, y no como un servicio al ciudadano que cada vez tiene más exigencia de preparación en un mundo global y competitivo, no será posible.

Además hay que recordar que para que haya un pacto por la educación en España, previamente tiene que haber un pacto de Estado sobre qué es, qué significa y cómo vamos a administrar España, cosa que últimamente parece que no está claro.

- Tras el desempeño de diferentes cargos de responsabilidad en el ámbito de la educación tanto a nivel regional como nacional, ¿no ha echado de menos la docencia?

Sí, claro. Dicen que todas las profesiones son importantes pero algunas, imprescindibles como es la de profesor. He tenido la suerte de trabajar en educación desde el aula, desde el Gobierno, desde el Parlamento o desde la Alta Inspección. De todos ellos, el lugar más gratificante es el aula, el contacto directo con el alumno. Lo que más ilusiona es el encuentro con antiguos alumnos. He compensado esa añoranza a través de las charlas, conferencias y debates en los que participo de modo constante en distintos foros.

Estoy convencido de que la tarea del maestro seguirá siendo imprescindible por mucho que avance el mundo digital. Como dice D. Pennac en Mal de escuela: "Basta un profesor -¡uno solo- para salvarnos de nosotros mismos y hacernos olvidar a todos los demás!

- Después de tantos años fuera, ¿qué vinculación mantiene con La Zarza?

Mucha e intensa. En primer lugar porque es mi pueblo, y de algún modo, en el adulto que somos, late el niño que fuimos ligado a recuerdos y añoranzas. La Zarza sigue siendo mi lugar de retorno, tras cuarenta años viviendo fuera, entre otras cosas porque ahí están mi madre y mis hermanos. En todos mis cargos y responsabilidades siempre he presumido de mi condición de extremeño y de zarceño.

- ¿Qué recuerdos conserva de su infancia y adolescencia en nuestra localidad?

Muchos y muy intensos. Un mundo más inocente, más natural y donde el encuentro personal era lo habitual. La Ermita, mi barrio, la escuela recién construida yo siempre estuve en la de arriba -, o los partidos de futbol donde el temor a romper las zapatillas y la ausencia de balones de reglamento se compensaban con la ilusión de poder jugar en la era de la Piporra, en el Burriquero, o en la propia Ermita.

Miles de recuerdos entre los que destaco las noches de verano sin televisión en el encerado fino, los juegos tradicionales sin apenas instrumentos más allá del 'tirador', 'el aro', 'el repión'... Demasiados recuerdos para condensarlos en unas líneas.

- ¿Dónde cursó sus estudios?

Los estudios primarios en La Zarza. Luego hice el Bachiller Elemental en Almendralejo, y el superior en Badajoz. Los estudios universitarios los realicé en Navarra donde inicié mi vida profesional como Catedrático de Instituto. Posteriormente pasé a La Rioja donde resido desde hace treinta años.

- ¿Qué visión se tiene de Extremadura en la distancia?

No soy objetivo porque la miro con cariño. Creo que, como todo en esta vida, puede mejorar, pero tiene muchos valores de todo tipo. Entre ellos, el elemento humano que es el más importante.

Ojalá seamos capaces de transmitir a las nuevas generaciones el pasado gracias al cual hemos llegado a ser lo que somos e inculcarles la ilusión y la pasión por hacer bien las cosas y lograrles transmitir una Extremadura mejor que la que nos dejaron nuestros padres.

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