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Nacho Pérez, en la puerta de la Ermita
Entrevista a Nacho Pérez García, párroco de La Zarza

Entrevista a Nacho Pérez García, párroco de La Zarza

"La decisión de ser cura no se toma en un momento concreto, sino que se trata de un proceso, de un camino"

Pedro Espinosa

Viernes, 26 de agosto 2016, 07:40

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A punto de cumplir 40 años, José Ignacio Pérez García (Villar del Rey, 1976), más conocido por Nacho, ingresó en el Seminario de Badajoz al finalizar sus estudios en el colegio. Allí hizo Bachillerato y cursó el Bachiller en Teología por la Universidad de Salamanca, equivalente a la licenciatura en Estudios Eclesiásticos.

Ordenado sacerdote en 2001 en Olivenza, recibió su primer destino en Puebla del Maestre y Santa María de Navas. Tres años después fue trasladado a Olivenza, donde ejerció el sacerdocio nueve años, hasta que en 2014 le nombraron párroco de Alange y La Zarza, cargos que compagina, en la actualidad, con el de Arcipreste de Calamonte.

¿Qué valoración general haría de los actos celebrados hasta ahora con motivo del cincuenta aniversario de la coronación canónica de la Virgen de las Nieves?

Desde el Consejo de Pastoral de la parroquia nos planteamos desde un principio que la celebración no debería ser algo puntual, sino que tenía que abarcar todo un año. Por tanto, estamos aún en la celebración hasta el 20 de noviembre, fecha en la que clausuraremos, con toda la Iglesia, el año Jubilar de la Misericordia, que ha coincidido con nuestra celebración y por el que se nos ha concedido que la ermita sea Templo Jubilar de la Misericordia.

De lo que llevamos celebrado y vivido hasta el momento, la valoración es muy positiva, ya que estamos consiguiendo sentirnos en marcha, en salida, como le gusta decir al Papa Francisco, estamos llegando a la gente, y, lo más importante, lo estamos haciendo entre toda la comunidad cristiana de La Zarza.

¿Con qué momento o momentos se quedaría?

Cada momento tiene su encanto, su fuerza y su significado, desde los más multitudinarios como pudieron ser la peregrinación arciprestal del diez de abril o estos 20 días con la Madre de los zarceños, hasta aquellos más pequeños, como los cinco minutos que durante todo el curso los grupos de confirmación han dedicado a hacer oración delante de la Virgen, o los buenos días a María que estuvieron realizando los más pequeños antes de entrar al colegio durante el mes de mayo. En realidad me quedo con todos. Y con los que faltan por venir.

¿De dónde saca el tiempo y la energía para organizar y participar en tantas actividades?

Hay que decir, que todas las actividades programadas y llevadas a cabo no solo se deben a mi esfuerzo personal, sino a la suma de muchos: grupos de la parroquia, asociaciones, instituciones públicas La energía viene de la sinergia y el tiempo de la organización.

¿Resulta complicado llevar dos parroquias a la vez, en este caso Alange y La Zarza?

En los 15 años que llevo de cura nunca he sido párroco de una única parroquia, por lo que para mí no es nuevo compaginar la atención a más de una comunidad. Tiene su complicación y su riqueza, porque cada comunidad es una realidad distinta, y eso conlleva un ejercicio continuo de situarte en cada una de ellas. Pero, a la vez, constituye una riqueza porque te aporta y aprendes mucho.

También me gustaría añadir que las dos comunidades han entendido la nueva situación y se han adaptado a los cambios con generosidad, lo que ayuda mucho a poder llevar bien esta realidad que, por otro lado, cada vez más común.

¿Conocía anteriormente la devoción a la Virgen de las Nieves? ¿Qué le parece?

No conocía prácticamente La Zarza, ni Alange, por lo que no sabía de sus devociones. Creo que la devoción a la Virgen de las Nieves puede y debe ser un instrumento muy importante de evangelización, en la medida que seamos capaces de que el amor a la Virgen nos ayude a crecer como seguidores de Jesús. Hasta ahora esa devoción ha ayudado a miles de zarceños y zarceñas, y gentes de otras comunidades, a vivir su vida cristiana, y nosotros tenemos el reto, de que esta devoción siga siendo significativa y actual y nos siga ayudando en nuestro camino cristiano. La Virgen es como una señal en el camino que nos indica hacia donde debemos ir, que no es otro que el encuentro de su Hijo Jesucristo.

¿Qué ha supuesto la designación de la Ermita como templo jubilar?

Ha sido un gran regalo poder celebrar el cincuentenario sumándonos a toda la Iglesia universal en la celebración de este Año de la Misericordia. Lo solicitamos a nuestro arzobispo y nos lo concedió. Está suponiendo sentirnos vinculados a toda la Iglesia y responsables de que tenemos que ser una comunidad misericordiosa y acogedora. A nivel de visitas ha supuesto que durante todo el curso hayan ido viniendo distintas peregrinaciones de distintos sitios, no solamente el día ocho de Septiembre, que es a lo que estábamos acostumbrados.

¿Qué quería ser de pequeño o qué hubiera sido en caso de no elegir el camino del sacerdocio?

Pues no lo sé, yo de pequeño lo que quería era ser mayor, jaja. Debido a que mi padrino estaba relacionado con el mundo del Derecho, siempre me atrajo este tema, pero nada en firme.

¿Cómo y cuándo decide ser cura?

Esa decisión no se toma en un momento específico, sino que es un proceso, un camino, un descubrimiento progresivo. Uno se da cuenta de que lo que le hace feliz en la vida es darse a los demás a través de este ministerio, por tanto, no puedo dar fecha concreta. Al principio cuando entré en el seminario fue para librarme de ir y venir todos los días al instituto de Alburquerque, pero durante mi estancia allí fui descubriendo que Dios te va llamando por este camino. Y la llamada es muy sencilla, sin historias raras. Dios la hace a través de acontecimientos, personas y momentos, poco a poco, como el que hace una pieza de artesanía.

¿Qué aficiones tiene fuera de la Iglesia?

Pues como a casi todo el mundo me gusta mucho el cine, viajar, leer, las redes sociales, compartir momentos con amigos. También me gusta el arte, me encantan los museos.

¿Cómo lleva el celibato? ¿No echa de menos tener familia e hijos?

Ja, ja, la pregunta del millón. El celibato es una opción vital. Es como quien decide casarse, que opta por una y deja a todas las demás, pero lo hace sabiendo que es a esa persona a la que quiere y que las demás no le proporcionarán la felicidad que le da su elegida. Lo mismo ocurre con el celibato, conlleva una serie de renuncias, pero para mí es la opción que me lleva a la felicidad personal, porque es una opción de entrega y libertad hacia todos. Hay un poema de Pedro Casaldáliga que se llama Paz armada, que define, de una manera preciosa el significado del celibato. Buscadlo y leedlo, pues hay cosas que se explican mejor con poesía.

¿Cree que se incorporará la mujer al sacerdocio?

Eso es una discusión cerrada en la Iglesia por ahora, pero a mi me parece que hay que dar pasos previos y más importantes que ese. En nuestras parroquias la mujer gana numéricamente al hombre, por lo que, en primer lugar y lo que a mi responsabilidad se refiere, las mujeres de esta comunidad deben tener el peso específico que les corresponde. Ellas tienen que ser protagonistas y corresponsables de la marcha de la parroquia, actrices protagonistas en la toma de decisiones de la parroquia. Esa es la cuestión que nosotros debemos y podemos llevar a cabo aquí y ahora, y es muy importante que la llevemos bien.

¿Qué opinión tiene del Papa Francisco?

Dios va regalando a a iglesia lo que necesita en cada momento, el Papa Francisco es la persona que la Iglesia necesitaba en esta circunstancia histórica, me atrevería a decir que es la persona que el mundo necesitaba en este momento. Abanderado de la ecología, de la paz, de los derechos de los más débiles y un hombre absolutamente coherente. Me parece un cristiano de pies a cabeza, no puedo decir nada mejor.

¿Qué es lo mejor y lo peor de ser cura?

Lo mejor sentir que Dios te ha elegido y que las comunidades en las que estás te aprecian, te quieren y te aguantan.

Lo peor, los momentos de soledad, de tomar decisiones difíciles que pueden no ser entendidas y que pueden herir a las personas.

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