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Carro de la Virgen de las Nieves
Platería de los siglos XVII y XVIII en los templos de La Zarza

Platería de los siglos XVII y XVIII en los templos de La Zarza

Los talleres de Badajoz y Zafra surtieron a casi toda la diócesis, aunque con pequeños núcleos de plateros de carácter más local, asentados en Mérida, Llerena y Jerez

FABIÁN LAVADO RODRÍGUEZ

Domingo, 25 de octubre 2015, 17:02

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Los estudios sobre platería religiosa en Extremadura son bien conocidos gracias a los trabajos de numerosos autores, entre los que sobresalen Tejada Vizuete, García Mogollón y Esteras Martín. Para los siglos XVII-XVIII destacar los talleres de Badajoz y Zafra que surtieron a casi toda la diócesis, aunque con pequeños núcleos de plateros, de carácter más local, asentados en Mérida, Llerena y Jerez. A mediados del XVIII, surge un pequeño grupo de artífices en Almendralejo, comandados por Álvarez Lajas, que se van a convertir en dueños de la situación y del mercado en los territorios de la Orden de Santiago y de buena parte de la diócesis.

Los objetos de plata que se encuentran en la ermita de Ntra. Sra. de las Nieves son los siguientes. Templete o carro de la Virgen de las Nieves (fig. 1): es una estructura con forma de templo destinada a albergar un elemento religioso, en este caso la imagen de Ntra. Sra. de las Nieves. Se atribuye al almendralejense Álvarez Lajas, que la realizaría en torno a 1770, pues en 1741 labró unas andas de plata para la Virgen de la Piedad de Almendralejo, cuya descripción (cuatro columnas iguales con pedestales y capiteles) viene a ser un claro antecedente de los templetes que más tarde realizó para La Zarza y Berlanga, muy similar al zarceño. No se ha encontrado ninguna marca del autor en esta pieza, pero las obras de Almendralejo y Berlanga, así como que Lajas estuvo avecindado en La Zarza en 1768 y los sucesivos encargos que se le hacen, parecen suficientes para atribuirle su autoría. Se registra en el primer inventario conservado del santuario, en el que se cita textualmente un carro de plata con pie de madera, en el que la Virgen sale en procesión. La inscripción encontrada hace unos años en el interior de un capitel del carro Peralta yzo esta obra año 1816. Almendralejo se interpreta por Tejada Vizuete como una restauración llevada a cabo por Andrés Peralta, hijo del discípulo de Álvarez Lajas, Fernando Peralta. Se cree que la plata empleada en su obra fue una donación del I Marqués de la Colonia, D. Pedro de Ceballos Cortés Calderón, gobernador de Buenos Aires, por lo tanto, enviada desde América. El templete mide 1,53 m. de altura y 1,17 m. de lado de la base. Tiene forma de templete abierto, de base cuadrada, con arco trilobulado en cada cara. Las cuatro columnas, elevadas sobre pedestales en forma de paralelepípedos que arrancan desde el basamento de madera, tienen un fuste cilíndrico, de sección decreciente y estrangulado en la base, divididos en tercios por anillos y rematado por capitel seudocorintio. Culminan los ángulos de la cornisa jarrones con ramos, coronándose el conjunto con un casquete esférico sostenido por roleos, en forma de asas, sobre los que asoma una corona imperial. La decoración a base de rocallas, tetralóbulos, angelotes y guirnaldas florales cubren toda la superficie en una especie de horror vacui o miedo al vacío.

Candeleros (fig. 2): se trata de una pareja de candeleros o soportes móviles para sostener velas. Sus medidas son 43 cms. de alto x 18 cms. de ancho cada lado del pie; labrados sobre 1780, pues consta como pagados en esa fecha; aparecen las marcas de Álvarez Lajas, como autor, y la de Almendralejo. Las dos piezas responden al mismo modelo, aunque no son del todo idénticos. Constan de un pie triangular con aristas achatadas perfiladas en volutas. Decoran cada cara un espejo de forma oval enmarcado por un cordoncillo en cuya base se repujan veneras o conchas. El astil o barra horizontal, en forma de balaustrada, se decora con hojas de acanto; sobre él se superpone un plato circular liso rematado por un mechero cilíndrico moldurado.

Lámpara (fig. 3) que arde permanentemente delante de la imagen religiosa, ofrecida posiblemente como voto. Mide 15 cms. de alto x 30 cms. de diámetro el plato; el sombrero 8 cms. de alto x 11,5 cms. de diámetro. No tiene marcas de autor, se fecha su autoría en 1640. Es una pieza sencilla, en la que su artista se muestra poco creativo. Debió labrarse en Mérida, a cuyos talleres solía recurrir en estas fechas la ermita de las Nieves, dada su cercanía. El plato consta de orilla, decorada con largos rectángulos alternando con grupos de cuatro espejos circulares, y dos tramos convexos con trapecios separados por gallones; todo el conjunto es rematado por un cuerpo torneado. El sombrero tiene una decoración similar.

En la iglesia parroquial de San Martín se hallan otras piezas de indudable valor.

Cruz procesional (fig. 4) que precede y abre la procesión; normalmente las parroquias humildes solían disponer de dos cruces, una que llaman rica, de mayor tamaño, para las procesiones de las fiestas solemnes, y otra más modesta utilizada sobre todo en los entierros. Sus medidas son 75 cms. de alto x 43 cms. de largo; carece de marcas, pero por su factura se atribuye al taller llerenense de Pérez Noble El Joven en torno a 1615 (trabajó en los pueblos del Provisorato de Mérida desde 1606 a 1620), pues utiliza el mismo esquema de árbol que sigue en sus cruces de Ribera del Fresno, Bienvenida, Zalamea o Valencia de las Torres; donde destaca la impronta de Pérez Noble tanto en la figuración de las medallas como en la del tetramorfos (símbolo de los Evangelistas consistente en cuatro figuras humanas con cabeza de animal). Se trata de una cruz latina con brazos de sección rectangular, con expansiones ovales en los extremos y remates torneados. En las aristas de los brazos, adornados con casetones rectangulares en los planos y cabezas de querubines con alas en las expansiones, dispone de tornapuntas. En la medalla central circular, por el anverso, se muestra un Crucificado de medio bulto en un paisaje de Jerusalén; por el reverso, una Inmaculada coronada de estrellas ribeteada de rayos. El nudo es un templete cilíndrico cubierto con casquete esférico, con parejas de columnas dóricas, con remates piramidales, entre las que se dispone el tetramorfos.

Copón (fig. 5) o copa grande utilizada en el culto, que contiene las hostias consagradas para la comunión de los fieles. Fechada en el último cuarto del siglo XVII, carece de marcas y se atribuye a los talleres emeritenses, pues aunque su buena labra es sencilla, recuerda a otras piezas como el hostiario de Esparragalejo o al tipo de caja cilíndrica con pie que aparece en Mérida en el siglo XVIII, como un copón de Santa Eulalia. Mide 20,5 cms. de alto x 10 cms. de diámetro del pie. La caja es cilíndrica, de base plana y tapa en forma de cúpula realizada por sucesión de molduras convexas, rematada por una cruz de brazos cilíndricos con Crucificado de bulto. El pie es circular plano, con borde moldurado y gollete acampanado, seguido de un corto astil troncocónico.

Crismeras (fig. 6): piezas del servicio litúrgico destinadas a guardar el aceite que consagra y bendice el Obispo, así este aceite consagrado (crisma) dará nombre a los dos recipientes, unidos en este caso por un vástago, que se utilizan para la confirmación y el bautismo. Sus medidas en cada una de ellas son 9,5 cms. de alto x 5 cms. de diámetro del pie, el vástago de unión 18 cms. Le faltan las tapas, no tienen marcas y se fechan a principios del siglo XVII; pues siguen un modelo estilístico conocido, cuyo precedente podemos verlo en las crismeras de Alange, por lo que se cree que ambas proceden de un mismo taller: Mérida o Llerena. Constan de un pie circular con peana y gollete troncocónico; el cuerpo de las piezas es ovoide y con nervios fundidos en la base, a mitad de su altura están recorridas por dos filetes moldurados que enmarcan un friso de glifos. Labores geométricas completan la decoración. El vástago es cilíndrico con anillos en los extremos rematados con perillones.

Crismera (fig. 7): se trata de un recipiente independiente, que normalmente recibe el aceite bendecido destinado a la unción de enfermos, coronado con una cruz. Su tamaño es 15, 5 cms. de alto x 6 cms. de diámetro del pie; carece de marcas y dataría de la 2ª mitad del siglo XVII. Aunque no hay paralelos, se cree que se labró en los talleres de Mérida, por los encargos que recibieron e esta iglesia sus artesanos. Tiene pie circular con peana convexa seguida de un pequeño cuello. El cuerpo es un tronco de cono invertido acotado por un baquetón (adornado a ambos lados por un friso que enmarca glifos) al que sigue una zona convexa y cuello cóncavo. La tapa muestra una arandela dentada y casquete, coronado por una cruz plana.

Fabián Lavado Rodríguez

Pie de fotos:

- Fig. 1 Templete, ermita de las Nieves.

- Fig. 2 Pareja de candeleros, ermita de las Nieves.

- Fig. 3 Lámpara, ermita de las Nieves.

- Fig. 4 Cruz procesional, parroquia de San Martín.

- Fig. 5 Copón, parroquia de San Martín.

- Fig. 6 Crismeras, parroquia de San Martín.

- Fig. 7 Crismera, parroquia de San Martín.

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